sábado, 21 de abril de 2018

El Domingo, día del Señor - Domingo 4º de Pascua - Domingo del Buen Pastor

Yo soy el Buen Pastor, dice el Señor, conozco mis ovejas y las mías me conocen.
Esta preciosa frase del evangelio en labios de Cristo le ha valido el nombre al cuarto domingo de Pascua, conocido como Domingo del Buen Pastor.  Jesús nos enseña que su conocimiento y amor por nosotros, sus ovejas, es tan profundo como la intimidad entre él y su Padre. La bondad del pastor radica en conocer las ovejas, en que estas lo conozcan y en la donación total de la vida por ellas. Jesús nos conoce en plenitud, vitalmente, ante él no existe vergüenza ni temor, sino la confianza plena de saberse amado.

El ser parte del rebaño del Señor tiene también exigencias. Una de estas es conocer a su Pastor. El ser cristiano obliga conocer a Jesucristo, su Palabra y voluntad; reconocer reconocer su voz hoy en la Iglesia, en los pobres y en los signos de los tiempos. Dios nos pide vivir en la tensión evangélica de aquel que está atento al Señor que pasa a su lado.

¡Qué amor nos ha tenido el Padre! Nos recuerda enfáticamente el apóstol san Juan. Pues somos hijos de él gracias a la pasión, muerte y resurrección de Cristo, Buen Pastor, quien ha dado la vida por sus ovejas.

El Cirio Pascual encendido nos recuerda que ningún otro puede salvar, sino que él es quien se ha consumido a sí mismo en la cruz para convertirse, con su resurrección, en piedra angular.

Hoy, como ovejas del redil aún peregrinas en esta tierra, elevamos nuestra oración, con confianza y alegría, pidiendo al Padre nos conceda compartir la admirable victoria de nuestro Pastor, que con su muerte venció nuestra muerte y nos dio la Vida eterna.
Primera lectura:
San Pedro, con la valentía otorgada por el Espíritu Santo, afirma que Cristo crucificado y resucitado es la piedra angular sobre la cual edificar nuestra vida. Solo en él está la salvación.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.

Salmo:  Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor.

Segunda lectura:
San Juan en su carta, maravillado por el don de ser hijo de Dios, nos invita a elevar nuestra mirada, llenarnos de esperanza, porque un día seremos como Cristo resucitado y glorioso.

Aclamación al Evangelio

Aleluya. "Yo soy el Buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí", dice el Señor. Aleluya.

Evangelio:
Jesús es el Buen Pastor. Ante los peligros o dificultades de la vida sabemos que él no nos abandona, sino que su amor lo lleva al extremo de dar libremente su vida por nosotros.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Reflexión:  El ser parte del rebaño de Cristo nos regala el sabernos conocidos y profundamente amados por él. La Iglesia, rebaño del Señor, camina hacia las verdes praderas de la Vida eterna bajo la guía de su único Pastor. La bondad de Cristo nos pone también una exigencia: conocerlo y amarlo a él. Nosotros, enamorados de Cristo, somos invitados a reconocerlo hoy en sus distintas presencias. No podemos olvidar que es él quien hoy nos convoca, él quien nos habla en su Palabra, él quien nos enseña por medio de la Iglesia, él quien nos espera e interpela en la persona del hermano necesitado.


El Domingo, día del Señor.
Comisión Nacional de Liturgia
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones


domingo, 18 de febrero de 2018

El Domingo día del Señor - 1º de Cuaresma

En camino hacia la Pascua
Con el signo de la ceniza hemos comenzado, el miércoles pasado, el tiempo de Cuaresma. Es un tiempo "fuerte", que nos invita a renovarnos, a convertirnos, reavivando en nosotros la vida nueva que se nos dio en el Bautismo, pues Dios siempre quiere renovar con nosotros su Alianza. Como lo hizo con la familia de Noé, después del diluvio: "Yo estableceré mi alianza con ustedes". Esa renovación la expresaremos, con los signos de la liturgia, la noche de la Vigilia Pascual.

Alianza significa fidelidad y compromiso entre dos partes. Dios, de cuya fidelidad no podemos dudar, es siempre fiel, y nosotros, hemos de reconocer, estamos continuamente tentados de infidelidad y a lo largo de  nuestra vida experimentamos la llamada a  buscar el camino fácil, egoísta, olvidando el estilo de vida que nos enseñe Jesús.

Pero este tiempo no es para quedarnos mirando nuestra débil condición. Cuaresma es llamada a recomenzar, con renovada fe y ánimo, nuestra vida. ¿Cómo? Mirando a Jesús, confiando en que él no nos deja solos. Él nos da la certeza de poder vencer en la prueba. Por la fe en su Palabra y en su victoria pascual, también nosotros podemos vencer.

En Cuaresma, dejémonos tocar por la llamada a la conversión, contemplemos a Jesús en su camino, cargado de dificultades y también de tentadores, hasta llegar a la obediencia total de la Cruz y, luego, a la alegría de la Pascua. Una oración más intensa, un ayuno de lo superfluo en nuestra vida y una apertura a los demás, especialmente a los más pobres, es el camino que la Iglesia nos propone para vivir nuestra voluntad de conversión y llegar a celebrar la Pascua como una gracia renovada de Alianza y de victoria contra el mal.  

Ambientación:  Hoy, primer  domingo de Cuaresma, miramos a Cristo, maestro y modelo que en el silencio del desierto rechaza las tentaciones que acechan a toda persona. Así nos da ejemplo para que busquemos, como él, cumplir en todo la voluntad del Padre.
Que la celebración de la Eucaristía, nos aliente en el camino de conversión que hemos de vivir en Cuaresma. 

Introducción a las Lecturas Bíblicas: La Palabra de Dios alienta nuestro camino cuaresmal. Dios es fiel a su alianza, no abandona a su pueblo, siempre ofrece su salvación a todos. En Jesús, vencedor del maligno, nos llama a convertirnos y a acoger su Buena Noticia. 

Primera lectura:  Gn 9, 8 - 15  
Lectura del Libro del Génesis.

Salmo responsorial:    Sal 24, 4-5. 6. 7-9  
R/ Tus senderos, Señor, son amor y fidelidad.

Segunda lectura:   1 Ped 3, 18 - 22   
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pedro. 

Aclamación a Evangelio:   Mt 4, 4
El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Evangelio:  Mc 1, 12 - 15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos. El Espíritu llevó a Jesús al desierto, donde fue tentado por Satanás durante cuarenta días. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían. Después que Juan Bautista fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia". 
Palabra del Señor. 

Reflexión:  Iniciamos el tiempo de Cuaresma, es un tiempo fuerte, de renovación de nuestra vida. En este camino miramos a Cristo. También nosotros hemos de reconocer que ser cristianos, seguir a Cristo, significa lucha, combate... ¿Estamos dispuestos a luchar por ser fieles a Cristo y su Evangelio?
Confiando en que Jesús nos acompaña, ¿cuales serán mis propósitos de conversión para esta cuaresma?

Vivir la Misericordia
El Papa nos enseña que "la pobreza está en el corazón del Evangelio para ser vivida. La esclavitud no está para ser vivida en el Evangelio, sino para ser liberada" y nos recuerda que la pobreza invita a la solidaridad: "La dignidad en la pobreza también les hace saber ser solidarios, saber ayudarse, saber dar la mano a quien está sufriendo más que yo. La capacidad de ser solidario es uno de los frutos que nos da la pobreza. Cuando hay mucha riqueza, uno se olvida de ser solidario, porque está acostumbrado a que no le falte de nada. La pobreza te hace solidario y te hace extender la mano a quien está pasando una situación más difícil. ¡Enseñen solidaridad al mundo!"
(Jubileo de los Excluidos, 11 de noviembre de 2016).
"Encuéntrate con Cristo en la persona del Papa Francisco"

www.franciscoenchile.cl



El Domingo, día del Señor
Comisión Nacional de Liturgia
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio.












domingo, 14 de enero de 2018

El Domingo, día del Señor - 2º durante el año

Habla, que tu siervo escucha.

Ya quedan pocos días para el papa Francisco nos visite. Seguros de que escuchará a muchos, estaremos muy atentos a lo que nos quiera decir. Escuchar es la palabra o la actitud que deseamos subrayar en este domingo, preparándonos de manera próxima a este encuentro con el Papa. En la primera lectura, Samuel se levanta varias veces a escuchar a Elí. Sin embargo, descubrió que era Dios quien le quería hablar. Jesús en el evangelio les pregunta a los discípulos del Bautista ¿qué buscan?, queriendo escuchar lo que les inquietaba en sus existencias. Siguiendo a Jesús, su Santidad nos preguntará a los chilenos ¿qué buscamos?, ¿qué hay en el corazón de los chilenos?, ¿qué hay en el corazón de Chile? Varios nos levantaremos como Samuel para escuchar al papa Francisco. Y en sus palabras queremos escuchar no solo al Papa sino sobre todo lo que el propio Dios nos quiere expresar.  

Samuel "se levanta" y expresa con gran apertura: "habla, que tu siervo escucha"... Se levanta y se dispone a la escucha, son dos actitudes fundamentales a la hora de escuchar lo que Dios nos quiere expresar. Para la escucha, por una parte, es necesario levantarse (al menos por un momento), dejar mi postura, mi espacio, mi comodidad, mi forma de pensar y comprensión de las cosas y, por otra parte, disponerme empáticamente a valorar lo que el otro, en este caso Dios, me quiere decir. Es cómodo y grato escuchar con simpatía lo que es grato a nuestros oídos, ya que nos reafirma en lo que estamos.

Para escuchar lo que nos complica o desastabiliza es necesario levantarse y disponerse, requiere de una espiritualidad de la empatía, que no solo se mueve por simpatía sino que busca a Dios en aquello que nos resulta incómodo de escuchar. Como Samuel, no solo busca lo obvio, lo que se ve a primera vista (a Elí), sino al Dios que no ve, al que después de tres veces logra escuchar sin verlo. Del mismo modo, la espiritualidad de la empatía logra encontrar a Dios incluso en aquello que resulta incómodo y no se quiere escuchar. Y ahí se levantan las preguntas empáticas de Jesús: ¿Por qué te incomodas? ¿Qué buscas en esa situación, en esa relación? ¿Qué hay de ti en eso que te incomoda?  

Deseamos que la visita del papa Francisco nos deje la paz. No habrá paz sin un verdadero y profundo diálogo entre los chilenos. Con una escucha en la espiritualidad de la empatía, acojamos lo que Dios mismo en este domingo y en estos días nos quiere manifestar, para que como Samuel nos levantemos y digamos de corazón: "habla, que tu siervo escucha".

Reflexión:

¿Qué me cuesta escuchar?, ¿A quién me cuesta escuchar? ¿Por qué? ¿Qué es lo que Dios me querrá decir?... ¿A qué me aferro que no me deja escuchar con libertad y empatía?


El Domingo, día del Señor
Comisión Nacional de Liturgia
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio - La Granja


viernes, 18 de agosto de 2017

San Alberto Hurtado (1901 - 1952) - Día de la Solidaridad

Luis Alberto Miguel Hurtado Cruchaga, nace en Viña del Mar.
Estudia Derecho en la Pontificia Universidad Católica. Solo días después de recibir su titulo y con veintidós años de edad, ingresas al noviciado de los Jesuitas en Chillán. 

Su ordenación sacerdotal tiene lugar en Lovaina, Bélgica. En 1936 regresa a Chile como doctor en Psicología y Pedagogía. Imparte clases de religión en el Colegio San Ignacio de Santiago.  

El 1941 es nombrado asesor arquidiocesano de la Juventud Católica. Es un influyente modelo para los jóvenes de la época, a quienes dirige diversas obras, entre las que se destaca: "Mensaje a los jóvenes e Influencia de los Medios de Comunicación en la Juventud ".

Es fundador y primer director de la revista "Mensaje"

Otra de sus tantas preocupaciones es la condición de vida de los obreros. Insistentemente, aboga por la sindicalización de los trabajadores como medio principal de mejorar su calidad de vida, superar desigualdades y establecer un orden social cristiano: con esta finalidad funda la Asociación Sindical Chilena (ASICH).

Junto a jóvenes y obreros, su causa se dirige al extremo más duro de la pobreza: la indigencia. Repite con insistencia: "Acabar con la miseria es imposible, pero luchar contra ella, es deber sagrado". Recorre calles, plazas y puentes con una camioneta, recogiendo niños, adultos y ancianos indigentes; labor que da origen al Hogar de Cristo, para acoger a personas en situación de calle. 

Muere en el año 1952 producto de un cáncer. Es beatificado por el papa Juan Pablo II, el 16 de octubre de 1994 y canonizado por el papa Benedicto XVI, el 23 de octubre de 2005. 


La Liturgia Cotidiana
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio

jueves, 3 de agosto de 2017

El Domingo. día del Señor. - La Transfiguración del Señor (F).

Escuchen a mi Hijo MUY QUERIDO
Hoy domingo celebramos una fiesta antigua que todos los años tiene lugar el 6 de agosto: la Transfiguración del Señor, fiesta especialmente venerable para la Iglesia Ortodoxa.     
Se trata de recordar aquel momento gloriosos en que tres discípulos tuvieron ocasión de ver al Señor resplandeciente, momento que ellos ya nunca más olvidarían. Así nos lo recordará Pedro en la segunda carta de hoy: "Nosotros oímos esta voz que venía del cielo, mientras estábamos con él en la montaña santa". 

Después de Pascua, los discípulos entendieron el significado pleno de la transfiguración y pudieron tomar su propia cruz con una luz y una fuerza nueva. Pudieron entender que la cruz era el camino de su propia transfiguración.

Este es el camino de todos los discípulos de Jesucristo, no solo de los Doce. También es el nuestro. No vemos a Jesús en su humanidad como lo habían visto los Apóstoles. No vemos, tampoco, resplandores, ni la nube, ni a Moisés, ni a Elías. Pero nos queda la palabra del Padre: "Este es mi Hijo, muy querido, escúchenlo. Este Jesus que encontramos en la lectura orante del Evangelio, ese Jesus que dijo que estaría presente en el pan y el vino de la Eucaristía, ese Jesus que se identifica con cada persona, particularmente con los más pobres y necesitados, este Jesus es el Hijo de Dios, el objeto de las complacencias del Padre. Solo Jesus tiene palabras de Vida eterna, que son bálsamo para nuestro corazón y luz para nuestra comprensión de las cosas.

Hoy nos acercamos a la Eucaristía, comeremos el pan de los peregrinos. Participar con fe en ella constituye un verdadero momento de transfiguración, de transformación personal en contacto con el Cristo resucitado que está presente y se nos da.

Ambientación.
Hoy domingo, la Iglesia nos invita a celebrar la fiesta de la Transfiguración del Señor. Celebramos la manifestación de la gloria de Cristo a unos testigos predilectos, a quienes dio a conocer en su Cuerpo, en todo semejante al nuestro, el resplandor de su divinidad. Fortaleció así la fe de los Apóstoles para que sobrellevaran el escándalo de la cruz; y alentó la esperanza de la Iglesia. Que esta fiesta sea, para todos, una oportunidad de reafirmar nuestra fe en Jesús y nuestra voluntad de escucharlo y seguirlo.

Primera lectura:   Dan 7, 9-10. 13-14
El profeta ve al futuro Mesías como "un Hijo de hombre" a quien se concede toda gloria y el Reino eterno que no pasará. 
Lectura de la profecía de Daniel. 

Salmo responsorial:   El Señor reina altísimo por encima de toda la tierra.

Segunda lectura:   2ª de Pedro 1, 16 - 19
En el relato que sigue escuchamos el recuerdo vivo que en los Apóstoles dejó el haber visto al Señor transfigurado.
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pedro.

Aclamación al Evangelio
Aleluya. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo" Aleluya.

Evangelio:  A los tres discípulos que presenciarían su agonía, Jesús les muestra en su humanidad el resplandor de gloria, la propia del Hombre- Dios. 

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos. Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes,tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡que bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Pedro no sabía que decir, porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz. "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo". De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría "resucitar de entre los muertos". 
Palabra del Señor.   R/ Gloria a ti, Señor Jesús. 

Reflexión.
En nuestra vida podemos encontrarnos con momentos de aridez o de oscuridad espiritual, sin que nada nos haga sentir la gloria de la transfiguración de Cristo. Entonces hay que caminar con Jesús, con la fe en él, en fidelidad a la palabra del Padre. ¿Perseveramos abnegadamente en la donación y en la oración? Pidamos la gracia de perseverar en la escucha atenta del Hijo muy querido, Jesús. 

El Evangelio de la fraternidad y la justicia.
Valor y dignidad de toda persona humana, cualquiera sea su condición. El ser humano está llamado a una plenitud, que los creyentes reconocemos en Cristo: la verdadera Vida se alcanza cuando nos hacemos capaces de gastar nuestra vida en dar vida a otros, tal como hizo el Señor Jesús. estamos convocados a vivir el Evangelio de la fraternidad y la justicia. 
"Una Iglesia que escucha y sirve", Orientaciones Pastorales de la Conferencia Episcopal de Chile 2014 - 2020, n.º 15. b





El Domingo, día del Señor
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio








domingo, 30 de julio de 2017

El Domingo, día del Señor - 17 durante el año.

Apropiémonos de nuestro tesoro 
Antes que todo, necesitamos pensar bien qué es para cada uno de nosotros nuestro mayor tesoro... ¿Es el dinero o los bienes materiales? ¿Es nuestra familia, nuestra profesión o trabajo? ¿Cuales son los bienes que realmente son transcendentales para todos y cada uno de nosotros? ¿Que estamos dispuestos  hacer para conseguir nuestro tesoro?


De eso se trata la enseñanza fundamental del evangelio de este domingo. Una vez más,  a través de una  parábola, Jesús nos pone ente nuestra propia conciencia para ubicarnos en lo realmente importante para cada uno de nosotros, en eso que nos lleva a la auténtica y permanente felicidad, que suele estar más allá del dinero y de dedicarnos solamente a pasarlo bien.



Lo que suele pasarnos es que nos mareamos en una especie de espejismo solamente con las riquezas materiales y el pasarlo bien. Y entonces orientamos nuestra vida hacia conseguir esos objetivos y nos olvidamos de que en nuestra existencia hay valores que van más allá de lo puramente material y que son los que nos dan un tesoro, mucho más valioso y permanente que el dinero y las demás riquezas materiales. 

Los cristianos estamos invitados a descubrir y sacarle brillo al tesoro que poseemos de conocer a Jesucristo y el modo de vivir que él nos enseña y que nos trasmite la Iglesia. De este modo podremos ir puliendo y sacándole provecho a ese inmenso tesoro que Dios pone en nuestras manos y que consiste en nuestra propia existencia, cualesquiera que sean las condiciones en que esta se desarrolle. 

Ambientación: Todos los seres humanos contamos con el tesoro de la vida. Pero no todos saben descubrirlo y aprovecharlo. Jesús nos enseña hoy cómo sacarle provecho a ese tesoro.

Primera lectura:  1º de los Reyes 3. 5. 7-12
El ejemplo de Salomón nos invita a recurrir al Padre de los Cielos para saber discernir cómo tenemos que orientar nuestras decisiones. 
Lectura del primer libro de los Reyes.

Salmo responsorial: R.      ¡Cuánto amo tu ley, Señor!

Segunda lectura:  Romanos 8, 28 - 30
San Pablo nos confirma que quienes siguen a Jesucristo llegan al tesoro de la gloria. 
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Aclamación al Evangelio
Aleluya. Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del reino a los pequeños. Aleluya. 

Evangelio:  Mateo 13, 44 - 52
Mediante la parábolas, Jesús nos propone el discipulado como el modo de ser cristianos. 
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. 

Jesus dejo a la multitud: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor fue a vender todo lo que tenía y la compró. El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. "¿Comprenden todo esto?". "Sí", le respondieron. Entonces agregó: "Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo".
Palabra del Señor.
R/. Gloria y honor a ti, Señor Jesús. 

Reflexión: Las tres lecturas bíblicas de este domingo son una reiterada invitación para que vivamos nuestra existencia cotidiana tal como Jesús nos enseña. Es decir, siendo sus discípulos, o sea, sus seguidores, ya que así alcanzaremos no solo el tesoro escondido, sino también la perla de gran valor y la pesca abundante que podemos tener a nuestro alcance.

Encontrémonos con Cristo.  Centralidad de Jesucristo, Señor de la Vida. En el encuentro con Cristo nuestra vida adquiere un sentido nuevo y más pleno. La fe no se reduce a menos contenidos o normas, sino que es ante todo el encuentro personal con Dios que se nos ha manifestado en la persona de Jesús. 


El Domingo, día del Señor
Comisión Nacional de Liturgia
"Una Iglesia que escucha, anuncia y sirve".
OO. PP. 2014 - 2020 Nº 15.a 
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio.









viernes, 21 de julio de 2017

El Domingo, día del Señor - 16º durante el año.

PACIENCIA...
Madre de la ciencia.

La impaciencia es una de las características de nuestra cultura actual: quisiéramos que, en lo posible, todo resultara de inmediato. Sin embargo, en el evangelio de este domingo, Jesús nos enseña con esta parábola del trigo y la cizaña a vivir con actitudes más acordes con uno de los aspectos de su gran ley del amor: la paciencia.

Y es que en el mundo de hoy podemos darnos cuenta de que solemos encontrarnos también con el mal, es decir, con la cizaña, y nosotros -al igual que los discípulos- nos escandalizamos y también quisiéramos que Dios hiciera algo para cambiar las cosas y hacer milagrosamente que solamente los buenos (que creemos que siempre somos nosotros) fueran los que estuviéramos presente.... Pero resulta que no es así. 

Jesus nos enseña que aquí en la tierra junto con los buenos están los malos y que esta convivencia continuará, tal como dice la parábola: "Dejen que ambos crezcan juntos hasta la cosecha". Pero, ojo, pongamos atención, porque esto no quiere decir que podemos dejarnos llevar por las tentaciones del mal, sino, por el contrario, tenemos que estar atentos porque esta situación no durara para siempre, ya que al final de los tiempos habrá lo que llamamos el juicio final. Y ahí, como dice el evangelio, la cizaña será quemada y el trigo quedará en la casa del Señor, que la llamamos cielo. 

Con nuestras decisiones y acciones preparamos nuestro destino final y, por tanto,, tenemos que ser responsables en la vida. Y para esto el evangelio de este domingo nos da una lección sobre la paciencia. Tal como Dios espera hasta el final para que nos convirtamos, nosotros tenemos que hacer lo mismo con los demás y darles siempre la oportunidad de cambiar y hacer el bien... Alguien dijo: la paciencia es la madre de la ciencia.   

Si bien no hay  seres humanos completamente "trigo" porque somos pecadores, también nadie es completamente "cizaña". Por lo tanto, Jesus nos llama a examinarnos continuamente y a trabajar todos los días para que demos buenos frutos y no malezas. 

Primera lectura:   (Sab 12, 13. 16-19)
El libro de la Sabiduría nos invita a confiar en la justicia de Dios y en su misericordia.
Lectura del libro de la Sabiduría. 

Salmo:  Tú, Señor, eres bueno e indulgente.

Segunda lectura:   Rom. 8, 26-27
Confiados en la bondad del Espíritu Santo, acudamos siempre a su ayuda, sobre todo ante nuestras debilidades.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Aclamación al Evangelio.
Aleluya. Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del reino a los pequeños. Aleluya. 

Evangelio:  Mt 13, 24-43
En esta parábola, Jesús nos enseña un modo de vivir en medio de las situaciones y maneras de ser de nuestros tiempos. 
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. 

Jesus propuso a la gente esta parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña. Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: 'Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Como es que ahora hay cizaña en él?. Él les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo'. Los peones replicaron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?'. 'No', les dijo el dueño, 'porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero'".  También les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas". Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa". Todo esto lo decía Jesus a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin ellas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: "Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo". Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". Él les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se le quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. ¡El que tenga oídos que oiga!"
Palabra del Señor.  

Reflexión:
En nuestros juicios y comportamientos de cada día, ¿tratamos de ser unas buena semilla para los demás y así dar buenos frutos? ¿O somos más como esa cizaña que no da nada bueno?.


El Domingo, día del Señor
Conali
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio