viernes, 21 de julio de 2017

El Domingo, día del Señor - 16º durante el año.

PACIENCIA...
Madre de la ciencia.

La impaciencia es una de las características de nuestra cultura actual: quisiéramos que, en lo posible, todo resultara de inmediato. Sin embargo, en el evangelio de este domingo, Jesús nos enseña con esta parábola del trigo y la cizaña a vivir con actitudes más acordes con uno de los aspectos de su gran ley del amor: la paciencia.

Y es que en el mundo de hoy podemos darnos cuenta de que solemos encontrarnos también con el mal, es decir, con la cizaña, y nosotros -al igual que los discípulos- nos escandalizamos y también quisiéramos que Dios hiciera algo para cambiar las cosas y hacer milagrosamente que solamente los buenos (que creemos que siempre somos nosotros) fueran los que estuviéramos presente.... Pero resulta que no es así. 

Jesus nos enseña que aquí en la tierra junto con los buenos están los malos y que esta convivencia continuará, tal como dice la parábola: "Dejen que ambos crezcan juntos hasta la cosecha". Pero, ojo, pongamos atención, porque esto no quiere decir que podemos dejarnos llevar por las tentaciones del mal, sino, por el contrario, tenemos que estar atentos porque esta situación no durara para siempre, ya que al final de los tiempos habrá lo que llamamos el juicio final. Y ahí, como dice el evangelio, la cizaña será quemada y el trigo quedará en la casa del Señor, que la llamamos cielo. 

Con nuestras decisiones y acciones preparamos nuestro destino final y, por tanto,, tenemos que ser responsables en la vida. Y para esto el evangelio de este domingo nos da una lección sobre la paciencia. Tal como Dios espera hasta el final para que nos convirtamos, nosotros tenemos que hacer lo mismo con los demás y darles siempre la oportunidad de cambiar y hacer el bien... Alguien dijo: la paciencia es la madre de la ciencia.   

Si bien no hay  seres humanos completamente "trigo" porque somos pecadores, también nadie es completamente "cizaña". Por lo tanto, Jesus nos llama a examinarnos continuamente y a trabajar todos los días para que demos buenos frutos y no malezas. 

Primera lectura:   (Sab 12, 13. 16-19)
El libro de la Sabiduría nos invita a confiar en la justicia de Dios y en su misericordia.
Lectura del libro de la Sabiduría. 

Salmo:  Tú, Señor, eres bueno e indulgente.

Segunda lectura:   Rom. 8, 26-27
Confiados en la bondad del Espíritu Santo, acudamos siempre a su ayuda, sobre todo ante nuestras debilidades.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Aclamación al Evangelio.
Aleluya. Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del reino a los pequeños. Aleluya. 

Evangelio:  Mt 13, 24-43
En esta parábola, Jesús nos enseña un modo de vivir en medio de las situaciones y maneras de ser de nuestros tiempos. 
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. 

Jesus propuso a la gente esta parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña. Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: 'Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Como es que ahora hay cizaña en él?. Él les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo'. Los peones replicaron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?'. 'No', les dijo el dueño, 'porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero'".  También les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas". Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa". Todo esto lo decía Jesus a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin ellas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: "Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo". Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". Él les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se le quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. ¡El que tenga oídos que oiga!"
Palabra del Señor.  

Reflexión:
En nuestros juicios y comportamientos de cada día, ¿tratamos de ser unas buena semilla para los demás y así dar buenos frutos? ¿O somos más como esa cizaña que no da nada bueno?.


El Domingo, día del Señor
Conali
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio


















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