domingo, 30 de julio de 2017

El Domingo, día del Señor - 17 durante el año.

Apropiémonos de nuestro tesoro 
Antes que todo, necesitamos pensar bien qué es para cada uno de nosotros nuestro mayor tesoro... ¿Es el dinero o los bienes materiales? ¿Es nuestra familia, nuestra profesión o trabajo? ¿Cuales son los bienes que realmente son transcendentales para todos y cada uno de nosotros? ¿Que estamos dispuestos  hacer para conseguir nuestro tesoro?


De eso se trata la enseñanza fundamental del evangelio de este domingo. Una vez más,  a través de una  parábola, Jesús nos pone ente nuestra propia conciencia para ubicarnos en lo realmente importante para cada uno de nosotros, en eso que nos lleva a la auténtica y permanente felicidad, que suele estar más allá del dinero y de dedicarnos solamente a pasarlo bien.



Lo que suele pasarnos es que nos mareamos en una especie de espejismo solamente con las riquezas materiales y el pasarlo bien. Y entonces orientamos nuestra vida hacia conseguir esos objetivos y nos olvidamos de que en nuestra existencia hay valores que van más allá de lo puramente material y que son los que nos dan un tesoro, mucho más valioso y permanente que el dinero y las demás riquezas materiales. 

Los cristianos estamos invitados a descubrir y sacarle brillo al tesoro que poseemos de conocer a Jesucristo y el modo de vivir que él nos enseña y que nos trasmite la Iglesia. De este modo podremos ir puliendo y sacándole provecho a ese inmenso tesoro que Dios pone en nuestras manos y que consiste en nuestra propia existencia, cualesquiera que sean las condiciones en que esta se desarrolle. 

Ambientación: Todos los seres humanos contamos con el tesoro de la vida. Pero no todos saben descubrirlo y aprovecharlo. Jesús nos enseña hoy cómo sacarle provecho a ese tesoro.

Primera lectura:  1º de los Reyes 3. 5. 7-12
El ejemplo de Salomón nos invita a recurrir al Padre de los Cielos para saber discernir cómo tenemos que orientar nuestras decisiones. 
Lectura del primer libro de los Reyes.

Salmo responsorial: R.      ¡Cuánto amo tu ley, Señor!

Segunda lectura:  Romanos 8, 28 - 30
San Pablo nos confirma que quienes siguen a Jesucristo llegan al tesoro de la gloria. 
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Aclamación al Evangelio
Aleluya. Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del reino a los pequeños. Aleluya. 

Evangelio:  Mateo 13, 44 - 52
Mediante la parábolas, Jesús nos propone el discipulado como el modo de ser cristianos. 
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. 

Jesus dejo a la multitud: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor fue a vender todo lo que tenía y la compró. El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. "¿Comprenden todo esto?". "Sí", le respondieron. Entonces agregó: "Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo".
Palabra del Señor.
R/. Gloria y honor a ti, Señor Jesús. 

Reflexión: Las tres lecturas bíblicas de este domingo son una reiterada invitación para que vivamos nuestra existencia cotidiana tal como Jesús nos enseña. Es decir, siendo sus discípulos, o sea, sus seguidores, ya que así alcanzaremos no solo el tesoro escondido, sino también la perla de gran valor y la pesca abundante que podemos tener a nuestro alcance.

Encontrémonos con Cristo.  Centralidad de Jesucristo, Señor de la Vida. En el encuentro con Cristo nuestra vida adquiere un sentido nuevo y más pleno. La fe no se reduce a menos contenidos o normas, sino que es ante todo el encuentro personal con Dios que se nos ha manifestado en la persona de Jesús. 


El Domingo, día del Señor
Comisión Nacional de Liturgia
"Una Iglesia que escucha, anuncia y sirve".
OO. PP. 2014 - 2020 Nº 15.a 
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio.









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