jueves, 3 de agosto de 2017

El Domingo. día del Señor. - La Transfiguración del Señor (F).

Escuchen a mi Hijo MUY QUERIDO
Hoy domingo celebramos una fiesta antigua que todos los años tiene lugar el 6 de agosto: la Transfiguración del Señor, fiesta especialmente venerable para la Iglesia Ortodoxa.     
Se trata de recordar aquel momento gloriosos en que tres discípulos tuvieron ocasión de ver al Señor resplandeciente, momento que ellos ya nunca más olvidarían. Así nos lo recordará Pedro en la segunda carta de hoy: "Nosotros oímos esta voz que venía del cielo, mientras estábamos con él en la montaña santa". 

Después de Pascua, los discípulos entendieron el significado pleno de la transfiguración y pudieron tomar su propia cruz con una luz y una fuerza nueva. Pudieron entender que la cruz era el camino de su propia transfiguración.

Este es el camino de todos los discípulos de Jesucristo, no solo de los Doce. También es el nuestro. No vemos a Jesús en su humanidad como lo habían visto los Apóstoles. No vemos, tampoco, resplandores, ni la nube, ni a Moisés, ni a Elías. Pero nos queda la palabra del Padre: "Este es mi Hijo, muy querido, escúchenlo. Este Jesus que encontramos en la lectura orante del Evangelio, ese Jesus que dijo que estaría presente en el pan y el vino de la Eucaristía, ese Jesus que se identifica con cada persona, particularmente con los más pobres y necesitados, este Jesus es el Hijo de Dios, el objeto de las complacencias del Padre. Solo Jesus tiene palabras de Vida eterna, que son bálsamo para nuestro corazón y luz para nuestra comprensión de las cosas.

Hoy nos acercamos a la Eucaristía, comeremos el pan de los peregrinos. Participar con fe en ella constituye un verdadero momento de transfiguración, de transformación personal en contacto con el Cristo resucitado que está presente y se nos da.

Ambientación.
Hoy domingo, la Iglesia nos invita a celebrar la fiesta de la Transfiguración del Señor. Celebramos la manifestación de la gloria de Cristo a unos testigos predilectos, a quienes dio a conocer en su Cuerpo, en todo semejante al nuestro, el resplandor de su divinidad. Fortaleció así la fe de los Apóstoles para que sobrellevaran el escándalo de la cruz; y alentó la esperanza de la Iglesia. Que esta fiesta sea, para todos, una oportunidad de reafirmar nuestra fe en Jesús y nuestra voluntad de escucharlo y seguirlo.

Primera lectura:   Dan 7, 9-10. 13-14
El profeta ve al futuro Mesías como "un Hijo de hombre" a quien se concede toda gloria y el Reino eterno que no pasará. 
Lectura de la profecía de Daniel. 

Salmo responsorial:   El Señor reina altísimo por encima de toda la tierra.

Segunda lectura:   2ª de Pedro 1, 16 - 19
En el relato que sigue escuchamos el recuerdo vivo que en los Apóstoles dejó el haber visto al Señor transfigurado.
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pedro.

Aclamación al Evangelio
Aleluya. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo" Aleluya.

Evangelio:  A los tres discípulos que presenciarían su agonía, Jesús les muestra en su humanidad el resplandor de gloria, la propia del Hombre- Dios. 

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos. Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes,tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡que bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Pedro no sabía que decir, porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz. "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo". De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría "resucitar de entre los muertos". 
Palabra del Señor.   R/ Gloria a ti, Señor Jesús. 

Reflexión.
En nuestra vida podemos encontrarnos con momentos de aridez o de oscuridad espiritual, sin que nada nos haga sentir la gloria de la transfiguración de Cristo. Entonces hay que caminar con Jesús, con la fe en él, en fidelidad a la palabra del Padre. ¿Perseveramos abnegadamente en la donación y en la oración? Pidamos la gracia de perseverar en la escucha atenta del Hijo muy querido, Jesús. 

El Evangelio de la fraternidad y la justicia.
Valor y dignidad de toda persona humana, cualquiera sea su condición. El ser humano está llamado a una plenitud, que los creyentes reconocemos en Cristo: la verdadera Vida se alcanza cuando nos hacemos capaces de gastar nuestra vida en dar vida a otros, tal como hizo el Señor Jesús. estamos convocados a vivir el Evangelio de la fraternidad y la justicia. 
"Una Iglesia que escucha y sirve", Orientaciones Pastorales de la Conferencia Episcopal de Chile 2014 - 2020, n.º 15. b





El Domingo, día del Señor
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio








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