viernes, 2 de junio de 2017

Domingo de Pentecostés (Solemnidad)

"Como el Padre me envió, YO TAMBIÉN LOS ENVÍO A USTEDES".
En este día de Pentecostés, celebramos la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y el comienzo de la misión de la iglesia alentada y sostenida con la fuerza de este mismo Espíritu. También concluimos el tiempo pascual, un tiempo especialmente marcado por la alegría de la presencia del Señor Resucitado.
La Palabra de Dios que hoy se nos proclama, nos alienta al mostrarnos a los discípulos de Jesús que, expectantes y atemorizados, después de la Resurrección de su Maestro, son transformados por el Espíritu Santo en valientes testigos, capaces de superar sus temores y toda barrera de raza o cultura. San Pablo nos recordará que aunque somos diferentes, con distintas cualidades, tenemos el mismo Espíritu, y estamos llamados a hacerlo fructificar para que la obra de Jesús continúe. Por su parte, el Evangelio nos muestra a Jesús Resucitado dando el don de la paz a los Apóstoles, enviándolos como testigos de su misericordia, por la fuerza de su Espíritu.  
Celebrar Pentecostés tiene que animarnos a todos, pues los discípulos, hoy, somos todos los que nos reunimos para celebrar la Eucaristía. El mismo Espíritu que viene sobre los Apóstoles, el Espíritu de Jesucristo Resucitado, lo hemos recibido por los sacramentos del Bautismo y la Confirmación. Ese Espíritu nos une a Cristo y nos hace sus testigos.
Al concluir el tiempo de Pascua que nuestro corazón pida humildemente la efusión del Espíritu Santo sobre nosotros y toda su Iglesia. Que este Espíritu, que obra maravillas, nos una cada vez más a Cristo, y nos empuje a vivir de tal manera, que seamos siempre sus testigos, anunciadores de su Evangelio a los hombres y mujeres de hoy. 

Con la Solemnidad de Pentecostés, concluye el Tiempo Pascual, y celebramos la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, reunidos en oración con María, madre de Jesús. No es un mero recuerdo de aquel acontecimiento, sino una realidad, un misterio sobre natural que se realiza aquí y ahora. Hoy, como los discípulos, somos invitados a superar los miedos e inseguridades, y a experimentar en nuestras vidas la fuerza del Espíritu Santo. 

Los Apóstoles quedan llenos del Espíritu Santo y comienzan a hablar las maravillas de Dios. El Espíritu Santo se hace presente en la Comunidad Cristiana, la guía y enriquece con sus dones y la conduce a la unidad. El perdón de los pecados es una gracia singular, un don que el Espíritu Santo nos otorga. 

Primera lectura:   Hechos 2, 1 - 11

Salmo 103:   Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra

Segunda lectura:   1 Cor 12, 3 - 7. 12 -13 

Secuencia:  Ven Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz. Ven, Padre de los pobres, ven a darnos tus dones, ven a darnos tu luz. Consolador lleno de bondad, dulce huésped del alma, suave alivio de los hombres. Tu eres descanso en el trabajo, templanza de las pasiones, alegría en nuestro llanto. Penetra con tu santa luz en lo más intimo del corazón de tus fieles. Sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre, nada que sea inocente. Lava nuestras manchas, riega nuestra aridez, sana nuestras heridas. Suaviza nuestra dureza, elimina con tu calor nuestra frialdad, corrige nuestros desvíos. Concede a tus fieles, que confían en ti, tus siete dones sagrados. Premia nuestra virtud, salva nuestras almas, danos la eterna alegría. 

Aclamación al Evangelio:  Aleluya. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Aleluya. 

Evangelio:  Juan 20, 19 - 23
Evangelio de nuestro señor Jesucristo según san Juan. 
Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!" Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al señor. Jesús les dijo de nuevo:     "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, Yo también los envío a ustedes". Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Palabra del Señor.   R/. Gloria y Honor a Ti. Señor Jesús.

Reflexión:
En Pentecostés, se cumple la promesa de Jesús, llega el espíritu santo y se inicia la misión de la Iglesia en el mundo. Como los discípulos somos invitados a superar los miedos e inseguridades. ¿Experimentamos en nuestras vidas la fuerza del espíritu Santo? ¿Tenemos la preocupación, el deseo de anunciar a otros, nuestra fe en Jesucristo? ¿Proclamamos las maravillas que Dios realiza?.


El Domingo, día del Señor
Eduardo Carreño C.- Comunicaciones
Parroquia San Gregorio

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