jueves, 25 de mayo de 2017

¡ A Misionar se ha dicho !


Al concluir su misión encarnado aquí en la tierra, Jesús vuelve a la casa del Padre. Es lo que celebramos en esta solemnidad litúrgica... Pero al irse nos deja a todos nosotros -sus discípulos- la tarea ineludible de ser en todo momento, en todo lugar y para siempre sus misioneros; es decir, sus enviados a anunciar el evangelio enseñado por Jesús, el Señor, con palabras y testimonios de vida. 


Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, nos dice el Señor. Afirma que es fundamental para nuestra vida cristiana que debemos enseñar a cumplir todo lo que Él nos ha encomendado. Nos encarga que seamos "profesores", "educadores", de los demás... Pero, ¿Cómo podemos cumplir esta misión que nos encomienda el señor? 

Hay hermanos y hermanas que son llamados a la vida sacerdotal o consagrada, o aún sin serlo, han recibido la vocación docente siendo educadores. Pero, ¿y los que no somos necesariamente profesores?...

Hay una clave para que todos, sin excepción alguna, podamos cumplir este encargo del Señor Jesús, más allá de quienes han recibido esa especial vocación. Y es aplicando un dicho popular que dice: las palabras se olvidan los hechos permanecen. Asimismo, además de lo que podamos comunicar, con palabras, sobre Jesús y sus enseñanzas, hagámoslo sobre todo con el testimonio de nuestra vida, ajustando nuestra manera de ser, pensar y de actuar a lo que nos pide Jesucristo... Es el mejor modo de enseñar a cumplir lo que él nos ha mandado...

Ambientación:  Vinimos al encuentro con el Señor Jesús y él nos espera, con su Palabra y con su Cuerpo y Sangre en la Eucaristía. Así, él nos acompañará y enseñará a ser sus misioneros en nuestros hogares, nuestras comunidades, lugares de trabajo y en la sociedad. 

Primera lectura:  Hechos 1, 1 - 11
Con la fuerza del Espíritu Santo, que recibimos en nuestro Bautismo y Confirmación, somos llamados a ser testigos del Señor y su Palabra hasta los confines de la tierra. 
Lectura de los Hechos de los Apóstoles. 

Salmo:   El Señor asciende entre aclamaciones.

Segunda lectura: Efesios 1, 17 - 23
El Espíritu de sabiduría que recibimos nos permite conocer al Señor y ser sus testigos ante los demás. 
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso. 

Aclamación al Evangelio.
Aleluya. "Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo", dice el Señor. Aleluya.

Evangelio:  Mateo 20, 18 - 20
Los cristianos recibimos el mandato y el poder de trasmitir el evangelio de Jesús. 

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. Después de la resurrección del Señor, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de Él; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo:  "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que Yo les he mandado. Y Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin                                                 del mundo". 

Palabra del Señor.       R. Gloria y honor a ti, Señor Jesús. 

Reflexión:  ¿Nos comprometemos a ser misioneros?    ¿Somos ejemplo del evangelio de Jesús para los demás?  ¿Nos quedamos solamente en el templo, o en palabras?

Cristo, con la Ascensión al Padre, no abandona al mundo. 
Su presencia sigue entre nosotros, en la comunidad cristiana, 
en la eucaristía, en su palabra, en los pobres. 
Por medio de nosotros continúa su obra salvadora. 


El Domingo, día del Señor
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio.
                               






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