La parábola de los dos hermanos que Jesús utiliza para iluminar la realidad de su tiempo es obvia. Los publicanos y las prostitutas andan mejor que los discípulos, los sumos sacerdotes, los escribas y los fariseos en el camino del Reino. Pero sigue la pregunta que quema: "¿Qué les parece?".
Podemos imaginar todo lo que rondó por las cabezas de los sumos sacerdotes y los ancianos a los que se dirigía... Era más que evidente que hablaba de ellos, que se decían cercanos a Dios y obedientes a su palabra... Veían en esa imagen de Jesús la cruel realidad de la distancia entre las palabras y las obras de su vida.
En la cabeza de los discípulos, tampoco provocó menos polvareda... Aunque no pertenecían a la jerarquía religiosa, igualmente eran parte del pueblo elegido... Además, estaban con quien habían elegido como profeta y voz de Dios... Lo escuchaban, pero después discutían entre ellos por los puestos y privilegios; uno lo traicionó y en el momento de la pasión, todos lo abandonaron, a pesar de la fidelidad prometida.
¿Qué despierta en nosotros hoy este texto?
Traducida al lenguaje de nuestro tiempo, la parábola podría sonar más o menos así: los incrédulos, los que no encuentran paz buscando una respuesta sobre Dios; los que sufren a causa de sus muchos pecados y errores, pero tienen el deseo de un corazón puro, están más cerca del Reino de Dios que nosotros, cristianos rutinarios... que, con muchas palabras y oraciones no acabamos de decidirnos a seguir al Señor con alegría. Creemos en el evangelio como quien lleva una mochila pesada con muchas cosas por cumplir...
¿Cuál sería nuestra reacción si Jesús hoy nos compara con ateos, funcionarios corruptos, con ladrones y prostitutas, y dijera que ellos están más cerca de Dios que nosotros? Porque de eso se trata... Palabra de Jesús.
"Los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios"
(Mateo 21,30)
P. Aderico Dolzani ssp. Eduardo Carreño C.
Liturgia Cotidiana Comunicaciones Parroquia San Gregorio
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