A partir de este domingo, y los que siguen, proclamamos en la eucaristía, el capitulo 13 de san Mateo, el de las parábolas de Jesús.
Las parábolas son relatos pedagógicos, expresivos, tomados muchas veces de la vida cotidiana, del campo, del ambiente doméstico, relatos fáciles de entender, que en labios de Jesús, tienen la intención de mostrar a los oyentes como es el Reino de Dios.
Escuchando la parábola del Sembrador, se nos presenta la Palabra de Dios, como una Palabra viva y eficaz, que opera profundamente en el corazón de los creyentes, siempre y cuando el destinatario esté dispuesto a recibirla y a dejarse transformar por ella. Es una palabra que empapa, como la lluvia, todo el ser de aquel que la recibe de verdad, penetra hasta lo más profundo y lo transforma, de manera que hace germinar una nueva vida.
La convicción en la eficacia de la Palabra de Dios ha de acompañarnos siempre. Dios siempre está sembrando. Cuando nos cansamos, nosotros pequeños sembradores que tenemos la misión de ayudar al verdadero Sembrador, y decimos que no hay nada que hacer, el Sembrador sigue saliendo, aunque la siembra parezca inútil, a la larga la siembra es fecunda y la semilla de Dios no se pierde. Hoy Dios sigue sembrando con abundancia su Palabra, en el corazón de cada uno de nosotros, de los atentos y distraídos, esperando la buena disposición para que esa Palabra crezca y de fruto abundante.
El próximo miércoles 16 de julio, celebraremos a la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, Madre y Reina de Chile. María escuchó la Palabra de Dios, la acogió en su corazón y fructificó al ciento por uno, que ella nos consiga de su Hijo la gracia de ser buena tierra.
Eduardo Carreño C. Comisión Nacional de Liturgia
Comunicaciones Parroquia San Gregorio.
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