jueves, 15 de mayo de 2014

"Busquemos una Iglesia que encuentra caminos nuevos"

Ya ha pasado más de un año desde que el papa Francisco se asomó al balcón de la Basílica de san Pedro para saludar a aquella multitud que abarrotaba la Plaza con aquella actitud en la que se mezclaba la timidez y la confianza. Nadie se esperaba aquel gesto humilde de inclinarse ante el pueblo de Dios a quien le pidió que lo bendijera. Desconcertó a muchos. Apareció distendido y con una sonrisa limpia y humilde. Saludó con cariño a todos, pero irradiaba paz y confianza.

No dio la impresión de estar abrumado por el peso de esa responsabilidad agobiante y desmesurada que los papas se han echado sobre sus espaldas como si ellos solos tuvieran que cargar de toda la Iglesia Universal. Y los Obispos y todo el pueblo de Dios que quiere participar y colaborar ¿son acaso miembros pasivos de la Iglesia?

El hecho es que el papa Francisco está despertando a los desalentados y dormidos e incluso a no pocos "alejados" de la Iglesia. Como lo ha dicho el cardenal Walter Kasper: Ha traído un nuevo aire a la Iglesia, lo que es muy importante. este aire fresco es el aire del evangelio. Es la pobreza, la misericordia, la sencillez... Su estilo sencillo y cercano, su lenguaje directo y personal, sus gestos de cercanía acogedora y compasiva, sus actitudes siempre austeras y llenas de alegría tocan en profundidad y suscitan sorpresa, interés y entusiasmo. Ya el nombre de Francisco es revelador. Y quizás más que un nombre es un proyecto de una Iglesia pobre, sencilla, evangélica y desprovista de poder. Él ha contado que el "nombre de Francisco vino a mi corazón apenas fuí elegido"... "Francisco de Asís es el hombre de la paz, de la pobreza, el hombre que ama y custodia la Creación..."

1º.  ¿Qué imagen de la Iglesia le atrae más al papa Francisco?
       "La de pueblo santo, fiel a Dios (LG 12). La pertenencia a un pueblo tiene un fuerte valor teológico: Dios, en la historia de salvación, ha salvado a su pueblo" (lo que va entre comillas es siempre del papa Francisco) No existe identidad plena sin pertenencia a un pueblo. "La Iglesia es la casa de todos, no una capilla en la que cabe sólo un grupo de personas selectas. No podemos reducir el seno de la Iglesia universal a un nido protector de nuestra mediocridad". No hay salvación ni identidad aisladamente. La Iglesia es fecunda y debe serlo. Y si no somos capaces de dar vida nos convertimos en solterones (as).

No se le escapa al papa Francisco el tema de las Iglesias jóvenes y antiguas. Su respuesta es muy certera: unas y otras constituyen el futuro: unas con su fuerza y, las otras, con su sabiduría. El riesgo es obvio: "las Iglesias jóvenes corren el riesgo de sentirse autosuficientes, y las más antiguas, el de querer imponer sus modelos culturales. Pero el futuro se construye unidos".

2º  ¿En que Iglesia sueña?
       "Veo con claridad que la Iglesia necesita con mayor urgencia una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía y proximidad. Veo a la iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto... Y hay que comenzar por lo más elemental". Y eso frente a una visión demasiado moralizante o jurídica. Y esto pastoralmente es muy novedoso. El problema de fondo para la iglesia es anunciar que "¡Jesucristo te ha salvado!" Y no se debe dejar enredar y envolver por pequeñas cosas. Lo importante es que los ministros sean siempre hombres llenos de misericordia y lo explica con el ejemplo de un confesor rigorista y otro laxo. Ninguno de los dos es misericordioso. Por lo tanto, la pregunta de fondo es "¿cómo estamos tratando al pueblo de Dios?" "Yo sueño con una Iglesia Madre y Pastora". Y por eso los ministros tienen que ser misericordiosos: hacerse cargo de las personas, acompañándolas como el buen samaritano que lava, limpia y consuela al prójimo... deben ser personas capaces de caldear el corazón de las personas, de caminar con ellas en la noche, de saber dialogar e incluso descender a su noche y su oscuridad sin perderse. El pueblo de necesita pastores y no funcionarios "clérigos de despacho". Y esto vale aún más para los obispos para acompañar al rebaño, "son su olfato para encontrar nuevas veredas". La Iglesia no puede contentarse con acoger, recibir y tener sus puertas abiertas. Tiene que salir a buscar, a encontrar caminos nuevos "yendo hacia el que no la frecuenta, al que la abandonó, hacia el indiferente".

El papa quiere dejar claro que "el anuncio misionero se concentra en lo esencial, en lo necesario, que, por otra parte, es lo que más apasiona y atrae, es lo que hace arder el corazón como a los discípulos de Emaús...". "Las enseñanzas de la Iglesia, sean dogmáticas o morales, no son todas equivalentes".

3º  ¿Cuáles son los rasgos más significativos de esta Iglesia?
      Simplemente se van a enumerar porque no exigen mayor explicación. Cualquiera los entiende. 
  • Una Iglesia que expresa con esta exclamación: "Ay como me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres".
  • Una Iglesia de la "ternura" por sus gestos de cercanía y de cariño y sus actitudes de vida.
  • Una Iglesia cuyo corazón es "la misericordia" y su estilo el del buen samaritano.
  • Una Iglesia capaz de "armar lío", es decir, que está metida en el mundo, pero no perdida en el mundo y desde ese amor irrestricto a Jesucristo profetiza lo que Dios quiere de su pueblo.
  • Una Iglesia cuyo "poder es el servicio" y a todas las horas. Y un servicio gratuito e incondicional.
  • Una Iglesia inclusiva e incluyente: hay puesto para todos y nadie estorba ni a nadie se le pide su carnet de identidad.
  • Una Iglesia acogedora (también de laicos, de mujeres...) donde todos nos sintamos hermanos y corresponsables (en una Iglesia viva no puede haber miembros muertos).
  • Una Iglesia de la ciudadanía: presente en la plaza y en la calle.
A la luz de todo esto, examínese cada uno:

-   ¿Esta es la Iglesia -que yo soy con todos mis hermanos- la que a mí me entusiasma?
-   ¿Qué rasgos debo acentuar en mi vida como creyente para revelar a esta Iglesia?
-   ¿Qué es lo que yo echo de menos en esta Iglesia a la que pertenezco?
-   De cara al futuro: ¿Cuál es mi esperanza fundada de una Iglesia que interpele, anime y seduzca?

Podemos compartir con sencillez de corazón y libertad de Espíritu las mociones que hemos experimentado, las interpelaciones que hemos sentido, las esperanzas, los gozos y las inquietudes que hemos vivido. 

Conclusión
Este es el sueño de quien ama mucho a la Iglesia y debe ser el de todos nosotros. Nos duele, sin embargo, que a veces aparezca la idea de una Iglesia uniformada, controladora, excluyente, incapaz de entender algunos carismas. Pero muchos de nosotros, débiles y frágiles, que nos sentimos Iglesia, la amamos apasionadamente y queremos trabajar, aunque sea pobremente, para que sea la imagen de Jesucristo, el que no excluye, el que no condena, el que no regula la vida, sino que la acoge y la regala. Por eso, hay momentos en que tenemos que ser críticos para no dejarnos domesticar. Nuestra palabra ha de ser si o no, sin medias tintas, sin aplausos de compromiso, sin diplomacias interesadas, sin servilismos infantilizantes. Con la Iglesia, siempre en la Iglesia y al servicio de la iglesia, pero siendo nosotros mismos que es la mejor manera de enriquecer a la Iglesia.

Y terminamos con la oración del Cardenal Neuwman: 

"Que pueda recibir el don de la perseverancia y 
morir como deseo vivir en tu fe, 
en tu Iglesia, en tu servicio y en tu amor".

José Ma Guerrero, s.j. / ecc


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