Muchos están viviendo por estos días sus merecidas vacaciones de verano, y tienen disponible un tiempo privilegiado para renovarse en sus relaciones humanas con todos aquellos que compartirán su descanso. Es una ocasión propicia para hacer deportes, recrearse con la naturaleza, dormir un poco más, ver una película, leer un buen libro y tener largas conversaciones para soñar un mundo mejor, más fraterno y solidario. También es una excelente oportunidad para estar en familia y con los amigos, y compartir tiempo de calidad, algo que muchas veces nos impide la vorágine cotidiana.
Y, sin embargo, hay riesgos que pueden impedir que este tiempo de gracia estimule un encuentro fecundo con nuestros seres queridos. Soy un convencido de que los medios tecnológicos de comunicación son una enorme oportunidad para cada persona, pero también pueden transformarse en una amenaza para la vida comunitaria. Hace pocos días en su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Papa Francisco nos decía que "el mundo de la comunicación puede ayudarnos a crecer o, por el contrario, a desorientarnos. El deseo de conexión digital puede terminar por aislarnos de nuestro prójimo, de las personas que tenemos al lado".
Sin duda, whatsapp y facebook, entre otras redes sociales, nos ayudan a agilizar las comunicaciones, pero también me ha sorprendido ver familias enteras reunidas donde cada cual está con su teléfono inteligente, navegando por sus propios mundos individuales. Y nadie habla con nadie. Los más cercanos pueden dejar de ser prójimos.
El mismo Papa nos ha exhortado a no tener miedo a hacernos ciudadanos del mundo digital, y a transitar por las calles de la comunicación tecnológica, pero sin perder nunca el amor y la ternura de esa cercanía personal de dos o más seres humanos que se encuentran, muchas veces heridos en el camino, y que requieren de alguien que los escuche en silencio y mirándolos a los ojos.
Y esta actitud no debe ser solo durante las vacaciones sino que siempre. Sirviéndonos de lo mejor de la tecnología, debemos generar instancias de verdadero encuentro humanizador para cada mujer y cada hombre, como tantos encuentros cara a cara de Jesús con los más necesitados de su amor y misericordia.
+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo Auxiliar de Santiago / ecc.
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