domingo, 5 de enero de 2014

Jesús ha Venido para Todos

Siempre dentro del gozo del Tiempo de Navidad celebramos hoy la Fiesta de la "Epifanía del Señor": Dios se nos ha dado a conocer y se ha hecho presente en Jesús nacido en Belén. La liturgia de hoy nos recuerda que Jesús ha venido como salvador para todos los hombres y mujeres del mundo, sin limitaciones ni exclusiones. Los misteriosos magos venidos de Oriente, son como un símbolo de esta universalidad. Jesús no nace sólo para un pueblo, sino para todos, nadie puede sentirse excluido de su amor.

La experiencia cotidiana nos muestra que somos proclives a limitar,  a parcelar nuestro amor y nuestro servicio. Podemos ser muy generosos y comprensivos con "aquellos que nos simpatizan", pero si falta esta "simpatía" tendemos a ignorar y a excluir. Celebrar Epifanía es un llamado de atención a vivir de un modo distinto: abrirnos a ser testigos del amor universal de Dios, con inquietud misionera para que su amor llegue a las "periferias geográficas y existenciales", como nos recuerda constantemente el papa Francisco.

Epifanía nos recuerda también otro elemento fundamental de la vocación cristiana: ¡la alegría! Nos lo dirá el evangelio: los magos "cuando vieron la estrella se llenaron de alegría". Nos lo recuerdan también los niños, con su alegría contagiosa en estos días de Navidad. En el camino de la fe nos ha de acompañar siempre una profunda y radical alegría: el gozo de sabernos amados por Dios, que se hizo uno de nosotros y comparte nuestro fatigoso y aventurado camino.   

Que esta fiesta de la Epifanía nos estimule a "contagiar" la alegría profunda que Dios nos ha dado al regalarnos a su Hijo Jesús. Que aquellos con quienes nos encontremos en los diversos ámbitos de nuestra vida, puedan ver en nosotros, los cristianos, una luz de alegría.

Comisión Nacional de Liturgia / ecc.




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