sábado, 11 de enero de 2014

El Bautismo del Señor

La Iglesia celebra la Fiesta del Bautismo del Señor. 
Es una celebración que complementa la solemnidad de la Epifanía, que hemos celebrado recientemente. Jesús ha adulto se acerca a Juan Bautista que bautizaba en el  río Jordán, para ser bautizado e iniciar su misión: anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios.

ÉSTE ES MI HIJO MUY QUERIDO

El domingo pasado, al celebrar la fiesta de la Epifanía, recordábamos que Dios se ha revelado a todas las gentes en Jesús. Al celebrar la fiesta del Bautismo del Señor, seguimos profundizando en el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. Contemplamos  a Jesús, ya no como niño, sino como adulto: el que ha nacido en Belén es el Ungido, el Hijo amado de Dios, que viene a llevar a plenitud la salvación, con la fuerza del Espíritu Santo.

En el episodio del bautismo de Jesús se concentra todo el misterio de Dios manifestado en el Padre que escucha y está con su Hijo en el Espíritu. Jesús es el rostro visible de Dios, su Palabra encarnada. Por eso este domingo viene a ser como una recapitulación de lo que hemos celebrado estos días pasados de Navidad: la Palabra eterna del Padre se ha encarnado para hacer realidad las promesas de Dios.  Después de tanto tiempo el Señor ha tomado la iniciativa de dar cumplimiento, en un momento concreto de la historia, a la salvación prometida.

Ayer como hoy Dios nos sigue diciendo: "Este es mi Hijo muy querido", para que le reconozcamos y le sigamos. En este sentido, para reconocer y seguir a Jesús, hemos sido ungidos, el día de nuestro bautismo, con la fuerza del Espíritu Santo, para ser testigos suyos en medio del mundo.  El bautismo ha significado para cada uno de nosotros el inicio de un camino, siguiendo a Jesús, impulsados por el mismo Espíritu de Dios.

Con el Bautismo del Señor concluimos el Tiempo de Navidad. Unos días en los que hemos contemplado como Dios se ha hecho cercano al hombre, se ha hecho Dios con nosotros, en Jesucristo, que pasó por el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.

Comisión Nacional de Liturgia

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