domingo, 1 de diciembre de 2013

Preparar la venida del Señor.

El verbo "venir" domina el evangelio de hoy. Viene el Hijo del Hombre, vino el diluvio y también un ladrón. Estas dos venidas: la del diluvio y la del ladrón, sirven para aclarar la tercera, la del Hijo del Hombre, expresión que se remonta al libro de Daniel. Las tres venidas tienen un dato en común: la imprevisibilidad, nadie sabe cuándo. Jesús no lo dice porque quiere que estemos alerta.

El futuro del hombre y del mundo no está escrito ni programado. Dios no se somete a los conjuros de magos ni a visiones apocalípticas. El Espíritu sopla donde y cuando quiere. El Hijo del Hombre es imprevisible, aunque siempre debe ser lo más querido y esperado. Viene como el ladrón, pero no para robar, sino para regalar. Dios nunca entra con violencia en el corazón del hombre. Hay que vigilar, no para defenderse, sino para quitar defensas; no para escondernos, sino para preparar los caminos y salir al encuentro. La venida del Hijo del Hombre no será un diluvio devastador, sino una lluvia milagrosa.

Jesús no avisa. Si no estamos preparados, ni nos daremos cuenta. Los grandes acontecimientos no suelen anunciarse con trompetas. El ladrón tampoco avisa, ni la muerte, ni los cambios culturales, ni las reformas religiosas. Cuando nos damos cuenta, estamos adentro.

Adviento es eso: vigilar para esperar al Señor, pero no para vivir con miedo, como si en cualquier momento nos alcanzara la destrucción. Temerosos no, porque es falta de fe; pero tampoco inconscientes o dormidos. Tenemos que estar despiertos porque Jesús viene en cada momento; cuando la verdad y la justicia necesitan ser defendidas en cada instante; cuando la solidaridad, como el amor, no descansa; cuando a la libertad hay que ejercitarla en cada hora. Estar despiertos para no perdernos la gracia del encuentro.

La gente, como en tiempo de Noé, come, bebe, se casa, trabaja, se divierte, pero está insatisfecha y vacía, y no se da cuenta de nada... ¿Pasará el Señor en esta Navidad y no nos daremos cuenta...?

"Estén preparados porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada"  (Mt 24, 44).

P. Aderico Dolzani, ssp. 

Preparemos la Navidad en familia

Hoy iniciamos el Tiempo de Adviento, que nos prepara para celebrar la navidad, la que tiene un atractivo muy especial, principalmente en los niños y niñas, que se encuentran en los últimos días del año escolar a la espera de las vacaciones, y deseoso de la llegada de la Navidad.
El fin de año es ajetreado, especialmente para los adultos, tanto por el trabajo, los compromisos del fin de año, y tantas otras actividades que nos van sacando del espíritu que debe envolvernos en este hermoso tiempo. Por eso les invitamos a preparar el corazón, su ánimo y sus hogares para acoger a Jesús en la próxima Navidad.
A los padres, abuelitos, tíos, les invitamos a colaborar con los niños(as) para armar el pesebre, la corona de Adviento y el árbol de Navidad. Es una oportunidad para compartir historias de las navidades pasadas, contar algún cuento de Navidad y para realizar algún gesto solidario con un niño o familia que lo necesite. En el portal www.iglesia.cl encontrarán ayudas para este propósito.
Que la Virgen María y san José intercedan por ustedes y por sus familias, para que sean testigos alegres del amor de Jesús que viene.
COMISIÓN DE PASTORAL CON LA INFANCIA
CECH

María en el Año Litúrgico.

María es una figura esencial de la historia de la salvación. Dios la escogió como madre de Jesús, es decir madre suya, para nacer entre los humanos.
Discípulas fiel, modelo de docilidad y entrega a la voluntad de Dios, mujer valiente, primera cristiana y por eso principal intercesora de los creyentes, la Virgen María está honradamente arraigada en la fe católica.
Boletín de información, servicios y coordinación diciembre, 2005 de la CONALI - Chile, N° 78







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