domingo, 22 de diciembre de 2013

Dios con nosotros.

El cristiano "está en otra". Ya está encima la Navidad y muchos parecen pensar que es mejor no complicarse la vida con prepararse a su celebración, pues hay demasiadas cosas qué hacer con la preparación del árbol, con mandar saludos, con revisar la lista de regalos y sacar cuentas, con pensar en la ropa y en la comida: "¡menos mal que falta poco para que pase la fiesta!", se oye decir a muchos con voz cansada y pies hinchados luego de andar de un lado para otro en las compras; esos ni se imaginan que Navidad pueda ser algo distinto.

En medio del carnaval consumista, el cristiano "está en otra" porque está esperando a Alguien, al Señor Jesús, el Dios-con-nosotros. El cristiano sabe bien que si ese Alguien falta la fiesta no tiene ningún sentido y la alegría será tan pasajera como un fuego artificial, que luego de un impresionante despliegue de luces se vuelve una oscuridad total.

Aparecen los personajes y se abre el misterio.

El relato evangélico de este domingo es muy sobrio para anunciarnos la concepción de Jesús, y no se pierde en palabras inútiles. Nos habla de la joven María desposada con José, hombre justo y bueno, nos habla del que nacerá y tendrá por nombre Jesús, y nos habla del gran personaje de este acontecimiento el Espíritu Santo.

En pocas líneas nos dice que se trata de un acontecimiento único que rompe todos nuestros esquemas; es el Espíritu de Dios el que hace posible este nacimiento único. Es una acción de Dios que sobrepasa nuestras posibilidades de explicaciones: el que nacerá - y que se llamará Jesús - es obra de Dios; es Dios mismo que se hace hombre. ¡Navidad es la celebración de un gran misterio!

El "Dios-con-nosotros", Jesús, el que nace, "salvará a su pueblo de sus pecados", es decir, ofrece salvarnos de todo aquello que distorsiona y desfigura nuestra vida y la hace inhumana, así como lo que daña a toda la creación.

Este es el "Dios-con-nosotros" que se manifiesta en Jesús. Pero Dios no se impone ni obliga, Dios invita y llama. Él quiere ser acogido en libertad, pues sin libertad no es posible el amor. La invitación es a acogerlo a él en nuestra vida, en nuestra manera de pensar, de sentir y de actuar; esta es nuestra conversión, nuestra preparación para Navidad.

Conali. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario