sábado, 26 de octubre de 2013

Llegar corriendo

Muchos de nosotros sentimos comúnmente que nos faltan días para tantas reuniones y actividades, sobre todo los que trabajamos en la Iglesia. Tenemos la sensación de "correr" (algunos literalmente  para alcanzar a cubrir todas las responsabilidades. Marcando un estilo de trabajo y de respuesta a todos los ámbitos de la vida: apurados, cansados, tensos. muchas cosas y poco tiempo; explosiva mezcla. Cuna de estrés y de la úlcera.
Andar "alcanzados o pillados" es un signo de nuestro tiempo. para algunos no "queda otra" y vemos, por ejemplo, a los profesores yendo de un lugar a otro para cumplir horarios. la misma situación con muchos comerciantes. Todo el día viajando y comiendo apurados. De esta forma llegamos también a la Iglesia, "acelerados" y arremetiendo a las exigencias pastorales.
Naturalmente que frente a la realidad del trabajo remunerado, para algunos es imposible mantener un ritmo más calmado, las circunstancias lo exigen. Pero sí, debemos cuidar la salud personal (sabiendo descansar) y el tiempo que le demos con aquellos que vivimos. ¡Cuidado que puede ser dramáticamente descontable del salario, tener poco tiempo con nuestra familia! 
En relación al trabajo pastoral, debemos aprender la sabiduría de María. Así nos dice Jesús: Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor de una sola 
(Lc 10, 41 - 42).}
Lo importante no es "hacer cosas" en la Iglesia, sino "escuchar al Señor". Tener una experiencia de Dios que alimente la vida. Obviamente, esto no significa detener lo que hacemos naturalmente (al menos en primera instancia) sino discernir cómo nos aproximamos a ellas.
Que aprendamos a dirigir el tiempo y no que el tiempo nos dirija a nosotros. Privilegiar lo importante para no caer en el activismo, implicará disponer en nuestra vida lo que podemos realizar y lo que NO podemos hacer, aunque sea "bueno".
¡Cuidado con tantas "semanas" que tenemos a veces en nuestras parroquias con una ya pesada planificación habitual. Por eso es valioso, y no un mero detalle a veces apurado, orar antes de las reuniones y de las labores pastorales, destacando el gran momento para detenernos ante el Señor como comunidad la eucaristía dominical.
También no olvidemos los espacios para tomar sentido a lo que somos y hacemos, como pueden ser los ejercicios Espirituales y los Retiros. Incluso los momentos "gratuitos" para sencillamente "estar" como personas, familia y comunidad. Entonces nos estaremos acercando al Señor, modelo de evangelizador, que descansaba en Betania y oraba profundamente, para salir con renovadas fuerzas, al servicio del Reino.

P. Juan Carlos Bussenius, s.j.
www.ignaciano.cl 

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