sábado, 12 de enero de 2013

Bautismo del Señor: Fiesta sin popularidad

En el Tiempo de Adviento y Navidad hemos entrado en contacto con los personajes claves del nuevo testamento: Jesús, Juan Bautista, José y María. Pero nuestra atención se centró en el pesebre o en los inocentes. Allí anida nuestra fantasía desde niños o desde tantas historias que hemos escuchado o leído. Hoy se nos presenta el bautismo del Señor, pero no tiene mucha popularidad, ni siquiera la de una fiesta de bautismo de un bebé de hoy...
Los dos grandes se encuentran a orillas de un río, mejor dicho de un arroyo. La iniciativa es de Juan, que trata de responder a las expectativas del pueblo, declarando que él no es el Mesías. Anunciaba y pedía un cambio, pero no algo definitivo, sino preparatorio del gran cambio que tenía que llegar.
Jesús estaba entre el pueblo que iba a hacerse bautizar. No aceleró los tiempos ni se adelantó a los que esperaban ser bautizados. Sería como ver hoy a un dignatario de la Iglesia poniéndose en la fila, entre los últimos, para confesarse en un día de mucha gente. O un político que no usa sus privilegios para "perder" menos tiempo en trámites, cuando para todos, el tiempo tiene el mismo valor pero nadie puede ahorrárselo. ¡Cuánto nos enseña Jesús mezclándose entre la gente! Hoy todos queremos un pase privilegiado en todo... y cuando no lo tenemos se buscan amigos o se pagan gestores.
La imagen del humilde Hijo de Dios que nace en un corral de Belén es la misma del que hace la fila para hacerse bautizar en el Jordán. Es él... No lo busquen entre los privilegiados porque allí no lo van a encontrar. Tampoco en los círculos o grupos que convocan sólo a los buenos.
Con esta imagen la celebración nos prepara a comenzar el año litúrgico en compañía del Señor. 
Si queremos caminar con él, ser bautizados con él, ya sabemos dónde tenemos que estar. Tanto en la vida de la comunidad eclesial como en la comunidad de las relaciones humanas. Y no perdamos la serenidad ni la paz cuando vemos cómo otros buscan puestos de privilegios  son pobres hermanos nuestros que se disputan un lugar de perdición.
"Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús" (Lucas 3, 21).

P. Aderico Dolzani, ssp.    

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