El mes de Mayo se inicia con el día internacional del trabajador. Acompañamos con la oración y la liturgia al mundo del trabajo.
Hacia fines del siglo XIX durante la llamada revolución industrial los obreros trabajaban hasta dieciocho horas diarias y sin leyes sociales que los protegieran de la explotación. Esta situación hizo que, el primero de mayo del año 1886, la ciudad de Chicago se convirtiera en el centro de las primeras reacciones y reclamos populares.
En este contexto, un tiempo después, Pío XII instituyó la fiesta de san José Obrero el 1° de Mayo del 1955. El Papa propuso a san José como modelo del trabajador. Él, desde su humilde carpintería lo propone con el santo que custodia al obrero y su familia.
En este mes celebraremos el día de la madre, (13 de mayo), la gran trabajadora del hogar; muchas, luego de cumplidas sus horas laborales, sabemos se desviven por su familia.
Que el Espíritu Santo, que recibiremos el 27 de mayo, nos renueve..., que penetre en nosotros y en nuestras actividades laborales.
Que nunca falte trabajo que permita experimentar cuánto dignifica el asumirlo como parte de nuestra condición humana, como un servicio que, nos permite vivir dignamente.
Dios les siga bendiciendo allí donde estén trabajando.
P. Martín Dolzani,ssp.
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