viernes, 25 de noviembre de 2016

¡Ven, Señor Jesús! - Domingo 1º de Adviento

Con este primer domingo de Adviento iniciamos un nuevo año litúrgico. Adviento significa "venida", y es un tiempo que reaviva una de las actitudes fundamentales de la vida cristiana: la esperanza vigilante. Vivimos en una serena y vigilante espera de la venida del señor Jesús. 

En estas cuatro semanas que nos conducen a la celebración de Navidad, no nos remontamos al simple recuerdo de un hecho pasado, ni nos lanzamos hacia un futuro, sino que la esperanza cristiana nos sitúa en nuestro tiempo, porque el señor Jesús "ya" ha venido, pero lo acogemos ahora; y porque "todavía" ha de venir al final de los tiempos, lo esperamos hoy.

En ambos casos, en el "ya" y en el "todavía no" es necesario -como nos recuerda el evangelio- "estar preparados", sacudirse los hábitos de la rutina y de las costumbres, salir de las inercias para acoger al señor Jesús que viene.

La esperanza cristiana

Vivimos en un mundo en el que pareciera haber pocos motivos de esperanza y donde muchos se dejan agobiar por el pesimismo. Todo parece "más de lo mismo" y así buscan pasar el tiempo de un modo entretenido y -ojalá- sin muchos problemas.

Mucha gente vive al modo como Jesús dice que vivían en tiempos de Noé, "sin darse cuenta de nada hasta que vino el diluvio y los arrastró" (Mateo 24, 39). También hoy, muchos viven sin ningún nivel espiritual, sin proyectos de vida cristiana, o sin interés por cualquier tipo de proyecto. Así, la esperanza cristiana no se confunde con un optimismo ingenuo de que "mañana todo será mejor", ni se apoya en personas, cosas, cálculos o astucias, sino que se funda en la fidelidad de Dios a todas sus promesas.

La esperanza cristiana no tiene que ver, con una espera pasiva de que ocurra "algo", sino que es una esperanza activa y luchadora que busca acoger la presencia del Señor Jesús y colaborar activamente en la manifestación de su reinado. Así, el cristiano espera "estando preparado", es decir, acogiendo, viviendo y anunciando el Evangelio.



Con el inicio del Adviento, entramos en un nuevo tiempo y año litúrgico. Es un tiempo que nos llama a una renovación personal y comunitaria para acoger al Señor Jesús que no deja de venir a nuestra vida y a nuestro mundo. La Eucaristía es una renovación de la esperanza vigilante que viene a sacudir nuestros adormecimientos. ¡Ven, Señor Jesús! 



Primera lectura:  Is 2. 1-5
La lectura del profeta Isaias es el anuncio lleno de esperanza dela paz universal que significa la esperada venida del Señor.
Lectura del libro de Isaías.

Salmo:   Vamos con alegría a la casa del Señor.

Segunda lectura:   Rom 13, 11-14
El apóstol Pablo les recuerda a los romanos y a nosotros que los discípulos del Señor Jesús son hijos de la luz y están llamados a vivir como personas luminosas en el mundo. 
Lectura de las carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Evangelio:  Mt 24, 37-44
En el evangelio, el Señor Jesús nos llama a estar preparados y a vivir de modo vigilante para salir al encuentro de él. Escuchemos con atención esta Palabra.


Aleluya. ¡Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación! Aleluya.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que  estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
Palabra del Señor.

Reflexión:  ¿Que es lo que te adormece en este mundo y te aleja del Señor? 
La oración es un modo de vigilar para salir al encuentro del Señor que viene a nosotros y a nuestro mundo, ¿mi oración me instala en una rutina sin esperanza o me renueva en la esperanza del Señor?


El Domingo, día del Señor
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio




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