Bajo un cielo cuajado de estrellas, iba un hombre caminando por el desierto, cuando oyó una voz que le dijo:
"Levanta algunos guijarros, mételos en tu bolsillo y mañana te sentirás a la vez triste y contento".
En medio de la oscuridad de la noche y solo con la tenue luz de los astros, aquel hombre obedeció.
Se inclinó, recogió un puñado de guijarros se los metió en el bolsillo y continuó su camino.
A la mañana siguiente, con los primeros rayos del sol, vio que los guijarros se habían convertido en diamantes, rubíes y esmeraldas.
Y se sintió feliz y triste a la vez.
Feliz por haber recogido guijarros y triste por no haber recogido más. Lo mismo ocurre con la educación.
Historias para Crecer como Personas.
Cristián Urzúa Pérez
E.c.c - Parroquia San Gregorio.
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