domingo, 6 de octubre de 2013

La fe en el Señor; cambia la Vida.

Un aspecto fundamental en nuestra vida de creyentes es vivir confiados en Dios, en su amor providente. La queja de Habacuc (primera lectura dela Misa de hoy), puede ser también la nuestra: ante el mal que vemos en el mundo, la presencia de Dios se nos oscurece. En medio de esa experiencia escuchamos la respuesta de Dios: "el justo vivirá por su fidelidad".
La Misma confianza en los planes de Dios nos pide Jesús en el evangelio: no debemos pedirle cuentas o exigirle derechos, sino seguir nuestro camino con humildad y con confianza de hijos. Con el ejemplo del servidor que regresa de su trabajo, quiere subrayar cual es la actitud de sus discípulos ante Dios, que no tiene que ser como la de los fariseos, autosuficientes, que se presentan ante Dios como exigiendo el premio. Sino la humildad de los que, después de haber trabajado, no se dan importancia y son capaces de decir: "somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber". Ante Dios no hemos de presentarnos con una lista de derechos y méritos, sino con humildad y sencillez. Los cristianos hacemos el bien gratuitamente, sin buscar reconocimiento  con amor de hijos y hermanos: "no hecho más que cumplir con nuestro deber". 
La fe es un don de Dios que necesariamente ha de traducirse en un modo de vida, es mirar la realidad con los "ojos" de Dios. Vivir así no es fácil para nosotros, por eso al acercarnos a la mesa de la eucaristía repetiremos la sencilla petición de los Apóstoles: "Auméntanos la fe" Y pediremos que el alimento del Cuerpo y de la Sangre de Jesús  nos llene de la fuerza que necesitamos para vivir como siervos confiados en su Señor.
CONALI


Una Iglesia que escucha con oídos nuevos.

"Al testimoniar (...) los valores evangélicos, no debemos mostrarnos como dueños de esos valores. Sabemos y nos alegramos que muchos de ellos son compartidos totalmente o en parte por personas de otros credos y por hombres y mujeres que no profesan nuestra fe. Nuestro Dios nos introduce en este mundo donde él es padre de todos y sigue trabajando y sembrando sus semillas. Hemos de saber encontrar a nuestro Dios presente en todas las personas y en todas las cosas.
Deseamos escuchar con oídos nuevos la Palabra de Dios y creer en ella, viviendo y transmitiendo, en el nombre de Jesús, un proyecto atractivo pero exigente, que fundamente esperanzas y humanice.
Nuestra propia pequeñez y los problemas que hemos tenido no pueden impedirnos anunciar el mensaje del Señor. En estas graves circunstancias, como dice san Pablo: "¡Ay de nosotros si no evangelizamos!".
(Carta Pastoral "Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile", del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile, II.b)
"http://www.iglesia.cl/cartapastoral2012"www.iglesia.cl/cartapastoral2012

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