martes, 11 de junio de 2013

¿Votar en las primarias? ¿y por qué no?

¿Me preguntan si hay que votar en las primarias. Y lo que yo me pregunto es ¿por qué no? ¿Es demasiado esfuerzo levantarse más temprano un domingo? Conozco gente que es capaz de pasar noches en vela y a la intemperie por un paseo al cerro o por quedar en la primera fila de un concierto. Gente que es capaz de hacer cola para pagar cientos de miles de pesos por una entrada al show de su artista. Pero ir a votar, ¿sería mucho?
Claro, los políticos no despiertan el mismo fervor que la religión o que un ídolo de masas. Y las razones sobran. Pero si la razón es que no confiamos o no creemos en los políticos, entonces el problema no es el sacrificio. En ese caso, el tema es para qué votar.
Para qué, si siempre ganan los mismos, si no les importa nuestra opinión y se llevaron la pelota para la casa hace rato. Puede sonar raro, pero esas mismas razones que se pueden esgrimir para no ir ese domingo a votar, puede usarse en sentido contrario.
Precisamente, porque no se pueden llevar la pelota para la casa, no se pueden quedar con el sistema, repartirse los cargos y hacer lo que se les plazca a ellos o a quienes los financian. Por eso mismo hay que votar. Y hacer todo lo posible porque en la papeleta del voto aparezcan los nombres que nosotros queramos y que nos representen.
Nuestro sistema político está lleno de defectos. Y con la democracia ya instalada, esos defectos se notan más y se nos hacen inaceptables. Uno de ellos, es la falta de competencia del sistema, el hecho de que los que tienen los cargos tienen casi todas las probabilidades de mantenerlos el tiempo que se les plazca.
Pues bien, de eso se trata las primarias. Aunque sean imperfectas, aunque no estén totalmente a la altura de lo que los ciudadanos exigimos. Incluso, aunque para algunos el resultado esté clarito. 
Si somos muchos los que vamos a votar, si somos muchos los que manifestamos opinión, si somos demasiados los que sorprendemos el día de las elecciones, entonces los que se creen dueños de la pelota no van a estar tan seguros. Y si se hacen las cosas bien, los cambios se van a realizar y nuestra democracia va a tener menos defectos. Por eso, a ellos les conviene que voten siempre los mismos, y que los que tienen muchas razones para quedarse acostados, se queden en sus camas.
Pero aún hay otra razón. Con todo sus defectos, la democracia es, por lejos, mucho mejor sistema de gobierno que cualquier otro invento. Y cuando vamos a votar, la hacemos un poquito más firme. 
La honramos, la profundizamos y si somos muchos, la podemos perfeccionar. De eso también, se tratan las primarias. Nos vemos el domingo 30.
                                                                                                                Iván Valenzuela. Periodista.


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