domingo, 23 de junio de 2013

Una pregunta decisiva

El evangelio de hoy nos pone ante una pregunta decisiva del Señor Jesús, cuya respuesta define nuestra relación con él y determina nuestro modo de vida. Todo comenzó con un sondeo de opinión de Jesús con sus discípulos: "¿quien dice la gente que soy yo?" . En ese tiempo, como hoy, la gente decía muchas cosas sobre Jesús, con las cuales sólo mostraban que no conocían ni conocen al Señor Jesús. 
La pregunta de fondo es la que Jesús hace a sus discípulos: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?", está dirigida a los que han compartido con él, que lo han oído y lo han visto actuar. Es la misma pregunta que Jesús hace hoy a cada cristiano: "tú, ¿quién dices que soy?"
Pedro responde proclamando la fe de los cristianos  "Tú eres el Mesías de Dios". Es decir  tú eres la presencia de Dios en medio de nosotros. Nunca podemos acostumbrarnos a estas palabras de Pedro, pues la fe cristiana anuncia que la humanidad de Jesús es la manifestación de Dios mismo; viendo a ese Hombre conocemos quién es Dios y cómo actúa Dios.
Ante la declaración de Pedro, Jesús precisa el modo en que él es Mesías: no se trata de un Mesías al estilo mundano, lleno de éxito espectacular, sino que es por el camino de la vida entregada del Siervo que se manifiesta la gloria de Dios. Para los cristianos no se trata de "saber" y "decir" una respuesta correcta, sino que la respuesta somos llamados a darla en nuestro modo de vida siguiendo a Jesucristo. 
Por eso, "el que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga", y "el que pierda su vida por mi causa, la salvará".
No hay otro camino para seguir al Señor Jesús que el de una vida entregada a los demás: ese es el signo de los discípulos, que lo conocen y siguen con amor en las pequeñas o grandes cruces de la vida, que ya son victoriosas en la resurrección de Jesucristo.
CONALI

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