domingo, 9 de diciembre de 2012

Hay que prepararse para recibirlo

El evangelio de este segundo domingo de Adviento, es uno de los pocos que se leen en la liturgia sin que se nombre a Jesús. Hoy sólo encontramos a su precursor, Juan el Bautista; su predicación es una invitación a prepararse para recibir al Mesías prometido. El estar preparado porque, en cualquier momento vendrá, implica comenzar desde ya con un cambio de vida, a convertirse.
En sintonía con el evangelio, en la segunda lectura, san Pablo escribe a los cristianos de Filipos, 
- una comunidad que intercambió gestos y palabras de ternura con el Apóstol -, manifestando su deseo de que crezcan en el amor y que se mantengan irreprochables para el día del juicio.
La primera lectura, tomada del libro de Baruc, secretario de Jeremías, invita a los judíos, que estaban lejos de su patria a dejar atrás la tristeza y el luto; a ponerse de pie, porque Dios llevará a Israel por el camino de la paz, la alegría y la luz, devolviéndolos a su Tierra.
"Caminen en continua conversión", fue la voz que sintió desde el sagrario el beato Santiago Alberione (Fundador de la Familia Paulina) en momentos de especial dificultad.
Nace una pregunta sobre la propia realidad: ¿Cuál es la realidad personal, social y espiritual en que te encuentras? ¿Está Dios en tu historia personal y social? ¿En qué lo reconoces? De no estar o no reconocerlo, ¿cuáles son las decisiones que te corresponden o el camino a transitar? ¿Qué cambio te puede estar pidiendo Dios?
Dios les bendiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario