La Solidaridad es tan antigua como la humanidad. es de Dios y nos viene de Dios. Es la Caridad de Dios reflejada en sus criaturas libres.
La Solidaridad se vino con el Hijo hasta nuestra condición de pecadores. Con él, camina más lejos de los cercados de la propia tribu.
Siendo divina, la realiza, sin embargo, nuestro corazón humano, la construyen nuestras manchadas manos de hombre, la comparten todos los hombres de buena voluntad, creyentes y no creyentes.
El infinitamente de Dios e infinitamente nuestra.
La Solidaridad es el Mundo al revés. El Mundo dice "mío", "propiedad privada"; la Solidaridad dice "tuyo", "de todos".
El Mundo dice "compite"; la Solidaridad dice "comparte".
El Mundo esconde su avaricia y hace ostentación de su poderío y generosidad; la Solidaridad obedece la norma de Cristo: "que no sepa tu mano izquierda lo que da tu derecha.
De tanto encomiar la economía liberar y el libre mercado, el Mundo se ha quedado sin esperanza; la Solidaridad, al identificarse con los hambrientos, sedientos, enfermos, perseguidos, marginados, se encuentra con el Señor de la Esperanza.
El Mundo es pretérito, huele a sepulcro; la Solidaridad apuesta al futuro, tiene rostro de niño, nace cada día, camina, se mueve, llora con el que llora, se alegra con el que ríe.
El Mundo está apestado de viejo, congelado de frío en las bóvedas de los Bancos; la Solidaridad es doncella, corazón nuevo, para una tierra nueva.
La Solidaridad, cuando nace de la caridad, cristiana la esperanza, le otorga el realismo del amor de Cristo en la cruz y la potencia de vida en la Resurrección.
La Solidaridad cristiana es indiscriminada en su misericordia. Como su Maestro y Señor, escucha a todos, comprende a los incomprendidos, respeta a los que el Mundo margina, defiende los derechos de los hombres.
Aquí en Chile, tiene nombres que todos conservan con cariño e inmensa gratitud: un Santo solidario, P. Hurtado; una Vicaría Solidaria; un Cardenal, unos abnegados y anónimos chilenos que defendieron el derecho y la justicia ante la poderosa crueldad de la dictadura. Ellos y muchos más, mostraron y siguen mostrando que todos somos los pequeños hijos de un único Padre; Dios; igualmente hijo en el Hijo y con la misma necesidad de misericordia.
Esteban Gumucio V. ss.cc
¿Qué es la Solidaridad?, para mí.
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