jueves, 14 de julio de 2011

"Los 81 de San Miguel"


La semana pasada, la comisión investigadora de la Cámara de Diputados estimó que el Estado es el responsable de la tragedia ocurrida en la cárcel de San Miguel.
Siete meses han pasado desde la muerte de los 81 reos en la cárcel de San Miguel y la Comisión de la Cámara Baja que investigó el incendio ocurrido el 8 de diciembre de 2010, aprobó un único informe. En el documento se recuerda que es el Estado, a través de Gendarmería el responsable de las políticas penitenciarias del país. Con este antecedente, las familias de las víctimas podrían abrir causas en los tribunales apelando, precisamente, a las responsabilidades del Estado chileno en esta horrible tragedia.
El informe de los parlamentarios da cuenta que en las cárceles chilenas existe una tasa de hacinamiento cercana al 60 por ciento, destacándose el caso de la Cárcel de San Miguel, con una cifra del 90 por ciento. La comisión investigadora propone mejoras para el sistema penitenciario del país, incluyendo la entrega de más recursos para la infraestructura y la rehabilitación, así como la revisión de funcionamiento de Gendarmería.
La Pastoral Penitenciaria y sus voluntarios han podido apreciar muy de cerca el gran dolor generado desde esa fatídica noche.
Compartimos es este espacio algunas reflexiones:
"Han pasado ya varios meses desde la tragedia en la cárcel de San Miguel donde 81 hermanos perdieron la vida; y si bien con el correr de los días surgió un maravilloso voluntariado que anónimamente acompaña el duelo, orienta y anima a los familiares, no es suficiente para tanta labor. ¡Gracias a Dios están! Pero cuestiona que los Católicos sean miles y los Voluntarios no alcancen a 20.
Somos testigos de las historias de cada familia, escuchamos en silencio los ¿Por qué? ¿Qué hicimos mal? ¿Le dí todo lo que podía? ¡No debió morir así! ¡Mi hijo era bueno sabe... era delincuente es cierto, pero bueno! ¡Mi hijo era mi hijo, yo lo amaba! A mi hermanito. ¡Lo mataron, no le abrieron la puerta para que se salvara! ¡No habrá justicia! ¡Somos familia de delincuentes! Nos han gritado, que están bien muertos. ¡Yo creo que mi hermano está en el cielo! El creía en Dios. Cristo no lo puede haber dejado sólo en en último momento, ¿verdad?
Ha habido varios intentos de suicidio en las familias. Hay madres, abuelas y hermanas que no han dejado de llorar. Padres que viven como zombies. Y hermanos jóvenes que empezaron a drogarse, y a beber incluso aquellos que antes no lo hacían. Y han perdido sus trabajos. Y no se resignan, ¿cómo estar seguros que el pedazo de carbón que nos entregaron era mi hermano?, preguntan.
La sociedad los entiende, lo experimentamos a diario cuando comparten esta historia. Si, hay cercanía con ese dolor, pero en silencio. Es decir, se hace causa común, pero como en pecado, como en delito. ¿Quién entiende esto? Sólo Dios.
Las familias necesitan apoyo de verdad, sicólogos con fono abierto disponible aún de madrugada acompañantes espirituales, amigos de buena oreja, asistentes sociales que les ayuden a reorganizarse. Hay gente muy pobre, y también hay mucha gente "decente", como se autodefinen.
Los voluntarios se preguntan; ¿qué más hacer?, no podemos abarcar mucho, todo es absolutamente voluntario, sin fondos, clamamos para que una vez se hagan bien las cosas. Necesitamos inyectar fondos a la Pastoral Penitenciaria para que de lo mejor con profesionales adecuados para ayudar a sanar tanta pena. Urge llegar a las familias primerizas en el delito de uno de sus miembros. Ese primer encarcelamiento provoca un quiebre en la familia. Un quiebre espiritual y sicológico. Transforma para siempre la vida del núcleo familiar. Lleguemos allí. Orientemos, alentemos.
Las Familias de los "81" son generosas. Nos piden que les ayudemos a gritar fuerte un NUNCA MÁS. Están dispuestas a ir donde sea a contar su experiencia con tal de prevenir. Piden que todos desde la más alta autoridad de la Iglesia y del Gobierno de Chile les ayudemos a prevenir, necesitan que haya justicia, la necesitan para liberar sus corazones y el descanso de las víctimas. Los ven en sus sueños pidiendo eso: JUSTICIA.
Fuente: Pastoral Penitenciaria
Comunicaciones Pastoral Social Caritas

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