jueves, 30 de diciembre de 2010

Navidad 2010


Esta Navidad 2010, vemos con fuerza el amor irrenunciable de Dios para con sus hijos e hijas. Un amor que es capaz de sorprender y radicalizar, el triunfo de la vida por sobre la muerte, de la luz por sobre la oscuridad.


He querido compartir con ustedes este saludo, con ustedes que son hermanos y hermanas... este 2010 que ha sido impactante para nuestra Patria, porque en cada hecho doloroso hemos sido testigos no tan solo de la tragedia, si no que vemos que en sus causas y consecuencias aparecen heridas sociales propias de la injusticia, inequidad y discriminación.


¿Memoria agradecida del 2010? ¡Por supuesto!, siempre hay espacios para Dios o Dios siempre nos hace un espacio: "la catástrofe del 27 de febrero, la emergencia de la Mina San José, el accidente en la Autopista del Sol, la huelga Mapuche, la desgracia en la cárcel de San Miguel, las heridas realizadas a niños por hombres de Iglesia..."


Todos y cada uno de estos hechos, nos han mostrado lo vulnerable que somos, tanto al poder de la naturaleza, al destino, al mal espíritu y también a vernos cegados e indiferentes a la realidad de miles de compatriotas que viven al margen, alrededor, "afuera de nosotros"... como eran los primeros a los que Dios les anunció la Buena Nueva.


La Sagrada Familia viene a nuestra patria trás la persecución, no cerremos las puertas de nuestros ojos y corazón, estemos atentos a los muchos signos de vida que nos rodean... y serán nuestros regalos para este niño que debemos anunciar.


Con las pobrezas de nuestras vidas, para algunos materiales para otros espirituales... con la pobreza de nuestra Iglesia, con la pobreza de nuestra sociedad... somos invitados a regalarnos para ser hijos y hermanos.


Un abrazo a cada uno y una de ustedes, que el Señor de la Vida nos otorgue salud y trabajo.


Con cariño y admiración por cada uno de ustedes.


Francisco Carreño G.

Dic. 2010-12-24

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