A días de la resolución del Tribunal Internacional, voces de la Iglesia chilena llaman a ver en la coyuntura el desafío de profundizar la integración entre los pueblos.
Entretanto el Tribunal Internacional de La Haya se prepara para dar a conocer el fallo que definirá el límite marítimo entre Chile y Perú, las autoridades alistan sus estrategias políticas y en parte de la población asoman los chauvinismos, un puñado de comunidades católicas peruanas y chilenas peregrinarán fraternalmente hacia el Santuario Nacional de Maipú.
Monseñor Ricardo Ezzati celebrará allí la Eucaristía, el domingo 26 a las 19,00 horas, con la misión de orar por la paz y la concordia entre los países limítrofes. Será la ocasión, asimismo, de colocar en manos de Nuestra Señora del Carmen su nueva tarea como Cardenal al servicio de la Iglesia Universal.
Una nueva etapa de integración.
"Nosotros pensamos que el pronunciamiento de La Haya es un elemento puntual, que se puede transformar en un desafío de crecimiento en lo positivo de nuestras relaciones, y en el incremento de todo aquello que favorezca una real integración de nuestros pueblos", expresaba el también presidente de la Conferencia Episcopal, con motivo del encuentro con Perú sobre el rol de las Iglesias en las relaciones bilaterales, en julio pasado.
"El documento de Aparecida, hablando de los pueblos latinoamericanos, destaca el rol que la Iglesia tiene que acompañar al pueblo latinoamericano hacia una integración que favorezca un desarrollo integral de las personas y de nuestros pueblos", agregaba el Arzobispo.
En este mismo sentido, al concluir un encuentro de obispos de los Consejos Permanentes de las Conferencias Episcopales de Bolivia, Chile y Perú, celebrado en la ciudad de La Paz en octubre de 2013, la declaración conjunta apuntaba a que "somos una unidad geográfica y cultural, que la gente de nuestros pueblos sabe reconocer y expresar a través de tantos signos de integración, relaciones interpersonales y muestras de religiosidad popular que traspasan las fronteras".
Hace pocos días, el padre Ideniso Bortolotto, vicepresidente del Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI), ponía el acento en los procesos de integración vividos en el último tiempo, así como a observar la realidad de las fronteras solidarias que se han establecido y que contribuyen a la hermandad entre nuestras naciones. "Nuestra diversidad nos enriquece, nos fortalece, y no borra nuestra identidad de hermanos", concluía.
Por su parte, el presidente de la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Chile, Sergio Torres, destacó que la Doctrina Social de la Iglesia tiene mucho que decir frente a la actual encrucijada de nuestros pueblos. "El desafío que hoy tenemos es solucionar nuestras situaciones pendientes y ser capaces de enfrentar juntos la creciente globalización que viven nuestras sociedades".
La Comunidades católicas pueden ser muy efectivas en crear espacios de encuentros y entendimiento (...). "Hay aquí, como en tantas otras situaciones sociales, una invitación a despertar nuestra caridad efectiva en el plano social".
"Los prejuicios, lamentablemente, aún están presentes", indicó Bortolotto. Sin embargo, "la convivencia y el respeto mutuo son el único camino para sanarlo. Tal vez este diferendo, en independencia de su resultado, sea una buena oportunidad para abrirnos a una nueva etapa en nuestra relación", concluyó.
Ad portas del fallo resolutorio, recordamos el mensaje del Arzobispo de Santiago: "Que lo esperamos con mucha serenidad y confianza. En segundo lugar, que no hagamos una tragedia del resultado de La Haya; y lo tercero, lo más importante, que trabajemos para una integración y colaboración para que nuestros pueblos crezcan en dignidad humana y en comunión fraterna".
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago / Parroquia San Gregorio.
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