domingo, 21 de abril de 2013

El pastor da la vida por sus ovejas

Cuando Jesús se presenta como buen pastor, puede florecer en nosotros una figura tierna o campesina de un buen hombre en medio de sus ovejas. La realidad que muestra el evangelio es muy distinta  es la de una persona capaz de dar su vida para salvar a sus ovejas del peligro.

Quienes escuchaban a Jesús y no lo aceptaban o lo criticaban y buscaban cómo condenarlo, interpretaban sus palabras muy concretamente. Pastor era lo mismo que decir rey, autoridad. Dios ha dado un pastor a su pueblo, dice la Escritura cuando David es ungido. Hasta el emperador Ciro es llamado pastor. 

Jesús afirma que quienes vinieron antes que él fueron malos pastores, o mejor dicho ladrones que esquilmaron a las ovejas. Sus enemigos le piden que diga si es el Mesías, con la cual declaran que han entendido muy bien que Jesús se presenta como Pastor con todas las implicaciones, hasta las políticas. Eso y decir que era una sola cosa con el Padre tuvo como resultado que los judíos juntaron piedras para liquidarlo ...

Pero Jesús ni por lejos pensaba en un reinado de este mundo... Es él el que da la vida por sus ovejas... Los grandes de este mundo exigen que las ovejas den la vida por ellos.

Casi siempre, cuando pensamos en pastores, imaginamos a obispos, sacerdotes y al mismo Papa. Pero si meditamos este evangelio, nos daremos cuenta de que todos los cristianos somos pastores: los padres, los maestros, los hermanos, los catequistas, los religiosos... Todos somos guías, los unos de los otros. Todos somos siervos, los unos de los otros. Dar la vida, no por dinero o fama, sino por amor a las ovejas. Eso es lo que distingue al buen pastor de los pastores de oficio y rentados.

En este día, jornada mundial de oración por las vocaciones, recordemos que, para seguir al Señor, hay que estar enamorados de él y de las ovejas. Es una manera muy concreta de pensar y rezar por las vocaciones. También nos ayudará a comprender a los que deciden consagrar su vida por amor sin esperar nada a cambio.

"Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen" (Juan 10, 27).

P. Aderico Dolzani, ssp.

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