La celebración del domingo de Ramos es el pórtico de la Semana Santa, es como un resumen introductorio de lo que vamos a celebrar durante estos días.
La liturgia se inicia con la bendición y procesión de los ramos. Lo que hacemos no es un mero recuerdo de algo acontecido en el pasado, tampoco es una obra teatral, sino la expresión ritual del deseo profundo de acompañar al Señor aclamándolo con cantos (oración de bendición de ramos). Lo importante no son los ramos, sino acompañar con un corazón creyente y gozoso a Jesucristo, que nos trae vida en abundancia.
Del gozo de la entrada pasaremos al centro de la celebración, donde la liturgia, con silencio y austeridad, a través de la proclamación de la Pasión del Señor, nos invita a contemplar a Cristo que en la cruz nos muestra cuánto nos ha amado, cumpliendo así lo que había dicho: No hay más amor más grande que dar la vida por los amigos (Juan 15,13). Desde la cruz, Cristo nos enseña el camino de la vida, el camino que lleva a la plenitud, el camino del amor. ¡Miremos y contemplemos a Cristo en la cruz, con asombro y gratitud!
Comenzamos la Semana Santa. En ella vamos a conmemorar y celebrar el misterio central de nuestra salvación: la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. El tiempo de Cuaresma ha sido el camino de preparación para estos "días santos". Al unirnos con los demás hermanos en la fe, pidámosle al Señor que esta Semana Santa sea para nosotros y para toda la Iglesia un tiempo de gracia, en el que renovemos nuestra vida cristiana creciendo en el amor; y que al contemplar cuánto somos amados por el Señor, nos sintamos impulsados a seguirlo con fidelidad y proclamar su amor y misericordia con nuestros labios y con nuestras obras.
Reflexión: Toda la vida del creyente tiene por centro el Misterio Pascual de Cristo, su pasión, muerte y resurrección. Es lo que contemplaremos en estos días santos ¿Cómo me dispongo a entrar en la Semana Santa? ¿Cómo quien recuerda algo del pasado, cómo un espectador? o ¿Cómo quien cree que ahí está la vida que vale la pena?.
Comisión Nacional de Liturgia
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio



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