sábado, 6 de febrero de 2016

Serás PESCADOR de hombres

El encuentro con Dios nos deja perplejos, pues ante toda su santidad exclamamos como Isaías o como los Apóstoles en el texto del evangelio de hoy: "Yo, hombre de labios impuros..." (Isaías 6,5), "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador" (Lucas 5,8). Dios nos capacita para estar con él, y como una brasa candente su ternura nos ocupa desde dentro y nos impulsa a ser testigos de su amor misericordioso. De este modo, tal como lo explica san Pablo a los corintios, no debemos dudar de la vida nueva que hace de Cristo el Señor resucitado, y menos del gran amor con que él dio su vida por nosotros.

Así, el centro del encuentro entre Dios y su criatura no descansa en la pequeñez del corazón humano, sino en la solidez y ternura del amor de Dios. La Palabra divina es tan sólida y eficaz que, en ella, podemos cimentar nuestra existencia. La acción del hombre sin Cristo es estéril; sólo con Cristo, nuestra pesca se vuelve milagrosamente abundante. Es Cristo el único que puede inundar las redes de copiosa cosecha, y hacer así más que eficaz el trabajo apostólico. Hay un mundo entero que ganar para Cristo; Dios atrae de modo irresistible a su encuentro y podemos vivir así una intensa experiencia religiosa que no puede encerrarse en los muros de una existencia superficial. El amor misericordioso de Dios es tan grande que solo puede expresarse con una explosión de amor misionero. así, podemos llegar a ser testigos convencidos y convincentes que Aparecida nos propusiera como el camino de renovación de nuestra Iglesia que sale a contar la buena noticia de que ¡Cristo vive!

Cristo es el Resucitado que nos atrae y nos invita a remar "mar adentro" para llevar la Buena Nueva de su amor hasta los confines de las existencias personales.

Primera lectura: Isaías 6, 1-8
El encuentro de Isaías con el Señor, es una profunda experiencia religiosa, para la cual el discípulo ha de prepararse, no solo para admirar la belleza de Dios, sino también para anunciar su amor misericordioso.
Lectura del libro de Isaías. 

Salmo 137: R/. Te cantaré, Señor, en presencia de los ángeles. 

Segunda lectura: 1 Corintios 15, 1-11
San pablo nos exhorta a conservar la verdad del evangelio recibido. ¿Estamos sinceramente transmitiendo como verdaderos apóstoles lo que de Dios hemos recibido?
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Aclamación al Evangelio:
Aleluia. "Síganme, y Yo los haré pescadores de hombres", dice el Señor. Aleluia.

Evangelio: En la pesca milagrosa se revela el poder salvador de Jesús. Ante ello, Pedro y sus compañeros se sienten pecadores, pero Jesús confía en ellos y los envía a proclamar a todos la salvación de Dios.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y Él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y ensañaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes". Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si Tú lo dices, echaré las redes". Así lo hicieron y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador. El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres". Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonandolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor. 

¿Sentimos cómo nuestro corazón arde ante la presencia del Señor que llama? 
Cada bautizado es heredero de la misma misión apostólica, convocados a trabajar por la salvación de los hermanos. 
La Palabra de Dios, ¿ha sido estéril en ti? Siempre es tiempo para volver a comenzar.

Papa Francisco: Apártate de mí, Señor, que soy un pecador... Dios siempre se adelanta respecto a nosotros. Y esto se llama amor, porque Dios nos espera siempre. "Pero, Padre, yo no creo esto, porque si usted lo supiese, Padre, mi vida ha sido muy mala, ¿cómo puedo pensar que Dios me espera"?. - Dios te espera. Y si has sido un gran pecador, te espera aún más y te espera con mucho amor, porque Él es el primero. Esta es la belleza de la Iglesia, que nos lleva a este Dios que nos espera.

Señor, como Pedro, yo también soy un pecador, indigno de tenerte como amigo. Como él, quiero dejar todo lo que me impide seguirte; en tu nombre volveré a echar las redes, seguro de que contigo habrá pesca milagrosa de buenas obras. Es cuestion de fe. 


Comisión Nacional de Liturgia
La Liturgia Cotidiana
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones - Parroquia San Gregorio.















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