viernes, 29 de enero de 2016

El Domingo día del Señor

4° durante el año
Médico, sánate a ti mismo.
En los inicios de su ministerio mesiánico, Jesús se presenta como un profeta, poderoso por su palabra y por sus acciones sanadoras. Ante la mayor parte del pueblo aparece como un hombre de Dios. Sin embargo, Jesús es consciente de la dificultad que algunos de su propio pueblo, Nazaret, tiene  para reconocerlo como tal. Por eso les dice: Sin duda ustedes me citarán el refrán: Médico, sánate a tí mismo. Realiza también aquí, en su patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm. Y, luego de asegurarles que ningún profeta es bien recibido en su tierra, debe comprobar lo dicho porque lo empujan fuera de la sinagoga e intentan acabar con él despeñándolo desde una altura. 

Ya Jeremías, como muchos, otros profetas, sabía de las dificultades que entrañaba su vocación . Por eso Dios le dice: Ellos combatirán contra ti, pero no te derrotaran, porque Yo estoy contigo para librarte. Así sucedió con Jesús esa vez en Nazaret: no lograron despeñarlo, como querían. Pero más tarde gritarían a Pilato: "¡Crucificalo, crucificalo!, y no lograría escapar de la crucifixión. Allí otro crucificado le grita: "¿Sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!".

También aquí la incredulidad viene de los más cercanos. Pero la voluntad de Dios no tiene límites, ni geográficos ni de ningún otro tipo. A Jeremías lo hizo "profeta para las naciones",  ( ¡no solamente para el pueblo de Israel! ), y Jesús recuerda recuerda a los profetas Elías y Eliseo, que beneficiaron a personas de otros pueblos. 

Gracias a la universalidad de la vocación, la semilla de los profetas ha hallado buena tierra en todos los rincones del mundo. Gracias a la victoria de Jesús sobre la muerte, no hay obstáculos para que Reino se haga presente en toda la Humanidad, aquí y ahora.

Motivación:  La Palabra de Dios de este domingo, nos recuerda que todos participamos del servicio profético de Jesús: hablar en nombre de Dios y, por este motivo, ser perseguidos...
Todo profeta aun cuando tenga miedo a los conflictos y a las dificultades, sabe que responde a quien lo manda y por eso denuncia...

Primera lectura: Jer 1, 4-5. 17-19
Lectura del libro del profeta Jeremías.

Salmo 70, 1-4. 5-6. 15. 17
R. Mi boca, Señor, anunciará tu salvación.

Segunda lectura: 1 Cor 12, 31-13,13
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Aleluia. El Señor me envió a evangelizar a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos. Aleluia.

Evangelio: Lc 4, 21-30

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.


Después que Jesús predicó en la sinagoga de Nazaret, todos daban testimonio a favor de Él  y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. 
Y decían: "¿No es este el hijo de José?" Pero Él respondió: "Sin duda ustedes me citarán el refrán: "Médico, sánate a ti mismo". Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm". Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, el sirio".  Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Palabra del Señor.


Reflexión:  Confronta la segunda lectura de hoy con tus actitudes de amor para con las personas con las que vives, trabajas. 
Ora recordando, como una letanía: Dios es amor. El amor nunca pasará. 
Y pídele al Señor que te enseñe a amar con todo el realismo con que lo presenta san Pablo.

Misión: Habiéndonos reconocidos como profetas, siguiendo el llamado de Jesús.
Dispongamonos dispuestos a anunciar el Reino de Dios, en medio de los distintos reinos humanos que no conocen ni viven los valores del Hijo de Dios.  


           Comisión Nacional de Liturgia                      

 Eduardo Carreño C.
 Comunicaciones
 Parroquia San Gregorio.
















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