jueves, 11 de febrero de 2016

Cuaresma 2016


                                         1° Domingo de Cuaresma: 14 de febrero de 2016

Muchos pedirán hoy la “imposición de las cenizas” tener preparado todo lo necesario. Al final del primer domingo de Cuaresma recordar el sentido de la “cajita de Cuaresma” (la Campaña de Cuaresma comienza el mismo miércoles de Ceniza, pero no toda la gente alcanza a participar en esta Misa).



1.- Conviértete y cree

“Conviértete y cree” fueron las palabras que marcaron nuestra frente con la cruz de cenizas.  Tal vez algunos pedirán hoy día este signo de conversión. “Convierte y ten fe” ¿en quién?   En el Señor Jesús, nuestro Dios. Él es el evangelio de Dios Padre en medio de este mundo. Ten fe en el Espíritu de Dios que conduce los pasos de tu vida, que mueve la historia de la humanidad para que culmine en la Pascua de la vida nueva y definitiva.
Lo que está en juego claramente es la fe. La tienes en tu boca y en tu corazón. Con los labios la proclamas, con tu corazón la afirmas: ¡”sí Señor, yo creo”!
¿Y por qué es tan importante este acto de fe? Porque sin fe no hay salvación. Es Otro el que salva: cree en Él. No eres tú el que te salvas. Ese es el peor error. Es volver a la primera página de la Biblia y querer endiosarse. Del viejo Adán y de la primera Eva, de ahí vienen todas las tragedias de este mundo.

2.                  ¿Queremos cambiar el mundo?

Miremos al mundo en que vivimos. Miremos nuestra Patria. Miremos nuestra Iglesia. Miremos nuestras familias. Todo lo que hay en ellas no logra sobresalir. Y es mucho más que lo malo. Sin embargo, nuestra sensación es que las cosas están mal. Y nos quedamos con ese sabor amargo en nuestros labios.
Si queremos efectivamente que el mundo cambie, hay que empezar por uno mismo, pero no metiéndose para adentro, ni centrándose en sí mismo, como dicen algunos. Jesús nos enseña a vivir con los ojos puestos en los demás para amar, para servir, para esperar.
Si queremos ayudar a cambiar nuestras familias, nuestra Patria, nuestra Iglesia, no la vamos a hacer sólo con nuestra crítica. Bienvenida la crítica… pero siempre que nos hagamos cargo de lo que criticamos. Nada cuesta mirar y despreciar a los otros. Nada cuesta denunciar el pecado ajeno. Nada cuesta el pelambre destructivo. Lo que cuesta es construir. Hacernos cargo del defecto del otro, del pecado del otro. ¡Eso es vivir con Misericordia!, como lo pide el Papa en este Año Santo.

Si queremos efectivamente ayudar a cambiar este mundo, tenemos que enrolarnos en la lucha de la fe. Y lo esencial de esa lucha es hacer una profesión de fe, como la que pone Moisés en los labios de su pueblo, en la primera lectura, y como lo hace Jesús para vencer la tentación. El punto central es saber en quien creo yo, en ¡¡quién crees tú!! ¿Crees en el Señor Dios o crees en los dioses de este mundo?

 3.           La tentación vencida

Meditemos por un instante en la Tentación vencida, como dice san Agustín. La táctica del demonio en mostrarse sugerente, obviamente, “tentador”. De lo contrario no tendría adeptos. ¿Y cómo lo hace? Lo hace maliciosamente citando las palabras de la Escritura, las mismas que acabamos de rezar en el Salmo, afirmando nuestra confianza en el Señor. Y lo hace provocando a Jesús para que, ante sus ojos pretenciosos, Jesús demuestre su misión y su divinidad. “Si eres el Hijo de Dios”… Y peor, “todo esto será tuyo si te postras delante de mí”… Y desgraciadamente demasiadas personas, cristianos incluso, se han postrado ante el poder, ante el dinero (aún más que ante la riqueza), ante lo que el Papa llama “la mundanidad”.
Jesús no entra en diálogo. No negocia la tentación. No cae un poquito, como nosotros cuando decimos que “no hay que frustrar las tentaciones”. Jesús, guiado por el Espíritu Santo, hace un acto de fe, con tres frases definitivas:

·         No sólo de pan vive el hombre;
·         Adorarás al Señor tu Dios y a él sólo servirás;
·         No tentarás al Señor, tu Dios.

El demonio quería saber si Jesús era el Hijo amado de Dios. Ahí tiene la respuesta. Contundente. Definitiva.
Pero, cuidado, el demonio volverá a la carga muchas veces en la vida de Jesús porque no se retiró para siempre, sino “hasta que llegara su hora”. Y su hora será cada vez que Jesús rechaza la espectacularidad, cada vez que Jesús es provocado para usar sus poderes para sí mismo, cada vez que el pide silencio después de un milagro. Y por cierto, su hora… cuando llega la pasión y tiene que volver a hacer estas mismas afirmaciones ante Pilato y ante quienes lo llevan al patíbulo.
La pregunta que hoy tenemos que responder, lo repito: “¿en qué Dios crees tú?”, “¿a quién le rindes culto?” Y acuérdate, acordémonos, que también podemos retar al demonio con la fuerza del Espíritu Santo, diciéndole: “no tentarás al Señor, tu Dios” simplemente porque debido a la Misericordia de Dios, yo también soy su hijo, su hija, en quien Él tiene todas sus complacencias. Lo podemos hacer con palabras tajantes o simplemente entonando el Magníficat de María, “el Señor ha hecho en mí maravillas, santo es mi Dios”.
La historia ha probado que este es el mejor exorcismo, ya que el Demonio nunca pudo con Ella.

Para la Oración Universal:

Instruidos por el ejemplo de Jesús, el Señor, que en el desierto e entregaba a la oración, oremos también nosotros con insistencia a nuestro Dios:

Por el Papa Francisco, para que pueda seguir llevando adelante con alegría y entrega, el testimonio de la gran misericordia que Dios Padre nos tiene.

Para que, en este tiempo de Cuaresma, Dios conceda a todos los creyentes la fuerza necesaria para vencer el mal, convertirse de su mala conducta y retomar el camino del bien.

Para que el Señor conceda su fuerza a los que se ven tentados o se sienten turbados, infunda el deseo de la conversión a los pecadores y otorgue el consuelo del cielo a los que están tristes y abatidos.

Para que, el Señor, conceda a nuestra Patria vivir en justicia, paz y honradez.

Para que tú, Señor, nos des consuelo y paciencia en nuestras enfermedades y las de nuestros hermanos, de manera que podamos sanar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma,  por el milagro de la misericordia.


Parroquia San Gregorio  
Avda. Cardenal Raúl Silva Henríquez N° 8220
P_sangregorio@hotmail.com - Fono: 225254087

Casilla Nº 35 – Correo 15 – La Granja

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