miércoles, 16 de diciembre de 2015

4° de Adviento - Domingo 20 de Diciembre

En este cuarto domingo de Adviento, la Virgen María sale al encuentro  de su prima Isabel.
Todo lo que ellas dicen se refiere a sus hijos , pasando ellas a segundo plano. María, iluminada por el Espíritu Santo, transmite su alegría con un canto por los milagros de Dios en la historia de la salvación.  

Primera lectura: Miqueas 5, 1 - 4
El Profeta señala la pequeña aldea de Belén como el lugar privilegiado donde nacerá el Mesías, el cual asegurará un tiempo especial de paz universal.
Lectura de la profecía de Miqueas.

Salmo 79, 2 - 3. 15 - 16. 18 - 19
R.    Restáuranos, Señor del universo.

Segunda lectura: Hebreos 10, 5 - 10
El Mesías revela cual es el sacrificio más agradable para Dios: cumplir su Voluntad. 
De esta forma, Jesús se nos muestra como "camino nuevo y viviente" al Padre.
Lectura de la carta a los Hebreos.

Evangelio: La visita de María a su prima evidencia la fe, la caridad, y sobre todo, la humildad de la Virgen, quien refiere a Dios todas las maravillas que se han manifestado en ella.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Aleluia. 
Aleluia. Yo soy la servidora del Señor; 
que se haga en mí según tu Palabra. 
Aleluia

Lectura: La primera marcha misionera: María se pone en camino rápidamente. Ella misma ha sido visitada por Dios, y tiene que ir a encontrarse con Isabel. Ambas han sido llamadas para dar vida. Todo es inaudito. Pero María cree, y le invade el gozo de entrar en los tiempos mesiánicos y de ser "la esclava del Señor". Dios ha entrado en la vida de Isabel y de María, y se regocijan. La fuente del gozo de cada una es el Espíritu.  

Meditación: Dios ha venido a visitarnos y a recorrer nuestros caminos. Fomenta con su llegada el encuentro, las relaciones mutuas. Favorece la vida dentro de cada persona e impulsa a dar vida. Con su llegada, lo imposible se hace posible, la esterilidad se vuelve fecunda, aquello que en la persona y en el mundo era improductivo, como tierra sin cultivar, se vuelve vida, bendición, y despierta vida en otros. Dios ha entrado en nuestra historia, ¡cómo no ponerse en camino, y encontrarnos, y compartir con quienes nos necesitan!

Oración: 
-  Pido al Padre que nos prepare para recibir a su Hijo Jesús con alegría y disponibilidad, como lo      hizo María.
-  Suplico que, como Isabel, esté dispuesto a acoger a quien habla de ti y que mi pequeña historia se      convierta en una historia donde el Padre sigue hablando.
-  Acompañado de María, me acerco a Jesús, "fruto bendito de tu vientre".


                                                            Eduardo Carreño C.
                                                              Comunicaciones
                                                        Parroquia San Gregorio.

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