domingo, 14 de junio de 2015

El Reino de Dios es una Semilla

Les anunciaba la Palabra

1.- Ambientación: El domingo, día del Señor, nos reúne para los dos mesas: la mesa de la Palabra y la mesa de la eucaristía. Que en torno a ellas nos reunamos hoy con alegría, para ser alimentados y dar mucho fruto.

2.- Primera lectura (Ezequiel 17, 22-24).
El profeta con una imagen tomada de la naturaleza, nos revela el modo de actuar de Dios: Él humilla lo elevado y exalta lo humillado.

3.- Salmo 91;  Es bueno darte gracias, Señor.

4.- Segunda lectura (2 Cor 5, 6-10)
Los creyentes caminamos en la fe. Nuestra vida está orientada a agradar a Dios, a quien esperamos encontrar, plenamente al final del camino.

Aleluya. La semilla es la palabra de Dios, el sembrador es Cristo; el que lo encuentra permanece para siempre. Aleluya.

5.- Evangelio, (Marcos 4,26-34): Jesús es la palabra viva de Dios. Su palabra fue sencilla y accesible, para que la pudieran comprender todos quienes lo escuchaban. Como nosotros hoy.
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos.

Reflexión : Jesús habló con palabras edificantes. Más aún: fue Palabra que dio vida y reveló el amor que Dios nos tiene. ¿Cómo es mi palabra? ¿Edifico a los demás con lo que digo y trasmito? ¿Desperdicio el don de la palabra diciendo cosas vacías, banales, ofensivas, destructoras?.

¡Que cantidad de palabras escuchamos, decimos y leemos cada día! ¡Que cantidad de ellas son palabras banales, intrascendentes, innecesarias, si no francamente vacías y hasta destructoras!

Para nosotros, Jesucristo es la Palabra. Su palabra fue acogedora, misericordiosa, edificante, esperanzadora. Su palabra fue, sobre todo, sencilla, accesible, iluminadora. Nos enseñó que no por orar con muchas palabras, Dios  nos va a escuchar más. Y nos dejó las parábolas, pequeñas joyas que siguen hoy trasmitiendo lo que Dios nos quiere revelar.

El evangelio de hoy relata que Jesús no les hablaba a la gente "sino en parábolas". El Señor quería que lo entendieran los pobres, los sencillos, los iletrados. Se ponía a su altura y a su alcance. Por eso les hablaba en parábolas,palabras sencillas y concretas que supieran comprender. ¡La Palabra está para ser comprendida y vivida! Porque la Palabra es como esas semillas de las parábolas del evangelio de hoy: Es como esa semilla que cae en tierra buena, y va germinando y creciendo hasta dar fruto abundante. O como la semilla de mostaza, tan pequeña que nadie imagina que pueda dar origen a un arbusto tan frondoso y acogedor, que los pájaros lo buscan por su sombre, como ese cedro magnifico de la primera lectura.

La fuerza de la Palabra es poderosa. Jesús fue una Palabra de vida, una Palabra que suscitó el amor por el evangelio y el compromiso por el Reino, una Palabra que supo consolar y dar sentido a la vida de muchos hombres y mujeres de su tiempo.

Nosotros, portadores de su propia misión en el mundo, queremos también ser palabra que acoge, sana y construye; palabra sencilla y transparente, bondadosa y edificante; palabra que suscite el amor a Dios y a los hermanos, que genere paz y justicia, que anime lo mejor que hay en cada ser humano. Palabra que sea parábola para poder llegar al corazón de todos los seres humanos.

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