
BEATO CEFERINO NAMUNCURA ¡La alegría de los pequeños y humildes!
"Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y prudentes, y se las has dado a conocer a los sencillos" (Mateo 11,25).
Son precisamente estas palabras de Jesús las que se encarnaron en el corazón del Beato Ceferino Namuncura, llevándolo a vivir aquella experiencia renovadora del amor de Dios. Dar gracias por este joven beato significa también conocer y apreciar las tradiciones de nuestro pueblo Mapuche junto a la fuerza amorosa del Evangelio que nunca destruye los valores que existen en una cultura sino que se encarna en ellos tendiendo un puente entre comunidad y fe. La vida de Ceferino fue de tan sólo de 19 años en esta tierra: una parábola rica en enseñanza que nos invita a renovar nuestro compromiso con los jóvenes de nuestro tiempo. Ellos tienen el potencial evangelizador capaz de renovar a sus barrios y poblaciones con la solidaridad y la alegría de Jesús. "¡Quiero estudiar para ser útil a mi pueblo!", decía este beato a los educadores salesianos: Bien por los salesianos y salesianas que han formado el corazón de Laurita y Ceferino. Y bien por los jóvenes que quieren dejarse formar para ser personalidades claras y atrayentes. ¡Cuántos jóvenes más deben haber en nuestras parroquias con este compromiso! Ceferino se dejó alumbrar por las enseñanzas de Santo Domingo Savio las que, gracias a la educación de los misioneros salesianos, le forjaron un camino directo al corazón del Padre Dios. Su anclaje fue siempre la Eucaristía, lo que lo llevó a cumplir con alegría el servicio de sacristán, prolongando así el diálogo cercano con Jesús. Este Beato une en su amor a dos pueblos hermanos como lo son Chile y Argentina, y une a dos razas que a veces no han sabido convivir: los blancos y los mapuches. Así derriba en su carne las fronteras y distancias que nos separan, expresando que la Buena Noticia de Jesús llega para todos los pueblos y naciones, para todas las razas y lenguas. Es una luz de esperanza que expresa la potencia de la Vida en una época en que abundan las noticias tristes y desesperanzadas. "Ven, amigo, ven", escuchó Ceferino en la invitación de Dios que, venciendo a la muerte, deja vacíos los sepulcros de la tierra. ¡Ceferino, abrázanos en el camino a Dios para que podamos encontrarnos con tu amigo Jesús.
P. Cristian Precht Bañados.
Son precisamente estas palabras de Jesús las que se encarnaron en el corazón del Beato Ceferino Namuncura, llevándolo a vivir aquella experiencia renovadora del amor de Dios. Dar gracias por este joven beato significa también conocer y apreciar las tradiciones de nuestro pueblo Mapuche junto a la fuerza amorosa del Evangelio que nunca destruye los valores que existen en una cultura sino que se encarna en ellos tendiendo un puente entre comunidad y fe. La vida de Ceferino fue de tan sólo de 19 años en esta tierra: una parábola rica en enseñanza que nos invita a renovar nuestro compromiso con los jóvenes de nuestro tiempo. Ellos tienen el potencial evangelizador capaz de renovar a sus barrios y poblaciones con la solidaridad y la alegría de Jesús. "¡Quiero estudiar para ser útil a mi pueblo!", decía este beato a los educadores salesianos: Bien por los salesianos y salesianas que han formado el corazón de Laurita y Ceferino. Y bien por los jóvenes que quieren dejarse formar para ser personalidades claras y atrayentes. ¡Cuántos jóvenes más deben haber en nuestras parroquias con este compromiso! Ceferino se dejó alumbrar por las enseñanzas de Santo Domingo Savio las que, gracias a la educación de los misioneros salesianos, le forjaron un camino directo al corazón del Padre Dios. Su anclaje fue siempre la Eucaristía, lo que lo llevó a cumplir con alegría el servicio de sacristán, prolongando así el diálogo cercano con Jesús. Este Beato une en su amor a dos pueblos hermanos como lo son Chile y Argentina, y une a dos razas que a veces no han sabido convivir: los blancos y los mapuches. Así derriba en su carne las fronteras y distancias que nos separan, expresando que la Buena Noticia de Jesús llega para todos los pueblos y naciones, para todas las razas y lenguas. Es una luz de esperanza que expresa la potencia de la Vida en una época en que abundan las noticias tristes y desesperanzadas. "Ven, amigo, ven", escuchó Ceferino en la invitación de Dios que, venciendo a la muerte, deja vacíos los sepulcros de la tierra. ¡Ceferino, abrázanos en el camino a Dios para que podamos encontrarnos con tu amigo Jesús.
P. Cristian Precht Bañados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario