sábado, 20 de junio de 2009

LA ADORACIÓN


Esta forma de oración es tan simple que no se puede describir. Es estar con el Señor.
Estar como dos viejos amigos que se sienten bien juntos sin cruzar una palabra. O como una buena pareja de ancianos que no necesitan hablar para estar a gusto entre los dos.
Con el Señor, es decir, con la Santísima Trinidad o con cualquiera de las tres Personas divinas.
Puede hacerse en una Iglesia, ante el Santísimo, pero también en cualquier parte.

Un ejemplo: un día, el cura de Ars vio a un campesino, de pie al fondo de la pequeña Iglesia del pueblo, mirando el sagrario sin decir ni hacer nada. Le preguntó que oración estaba haciendo y él le contestó: "Yo lo miro y El me mira". Tal cual, y nada más. Santa Teresa ya había dicho algo parecido.

Otro ejemplo: San Ignacio de Loyola que vieron una noche en la azotea de su casa, en Roma, mirando en silencio las estrellas y con el rostro bañado en lágrimas.

¡Feliz el hombre o la mujer que puede adorar así! Sabe muy bien la paz que, de este modo, recibe del Señor.

Como la oración de alabanza, la adoración, tan sencilla y tan profunda, puede llegar a ser tu oración preferida y/o más frecuente.

Una práctica ya antigua y muy bella de la adoración es la que se hace, como la del campesino de Ars, ante el Santísimo, es decir, ante Jesucristo presente en el sacramento de la eucaristía. Es una prolongación de la misa y también puede ayudar a prepararse para ella. Mantener limpio y bello el sagrario y su entorno, hincarse ante él, respetar el silencio del templo, ya es una especie de adoración; pero más aún traer ante el Santísimo un corazón limpio o arrepentido, en tal caso amante. Y esto puede ser un acto personal o comunitario, a veces con exposición de la hostia consagrada en una bella custodia. Desde luego, se pueden mezclar con la adoración otras formas de oración: agradecimiento, petición etc., pero ojalá no la reemplacen.

Recuerda tambien que hay tres fechas especialmente favorables para esa veneración de Cristo en la eucaristía: el Jueves Santo en la noche, el domingo de Cuasimodo y el día de Corpus Christi.

Del rezo a la Oración.
Guido Jonquiéres, S. J.

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