Celebramos a los apóstoles Pedro y Pablo, como máximas columnas de la Iglesia. Pedro elegido, por Jesús, como "piedra" de su Iglesia. Pablo para llevar la fe a todos los pueblos no judíos.
Pedro era generoso y apasionado, pero débil hasta negar a su Maestro, Pablo un fariseo aferrado a la Ley, perseguidor de los cristianos.
Pedro era generoso y apasionado, pero débil hasta negar a su Maestro, Pablo un fariseo aferrado a la Ley, perseguidor de los cristianos.
Con estos dones y defectos llegaron a ser las columnas principales desde donde Dios comenzó a construir su Iglesia. Pedro marcando el "pastoreo" de las comunidades y Pablo lanzándose a "evangelizar" más allá de las fronteras. El secreto en que se sintieron llamados por Dios y ungidos por el Espíritu Santo.
Con fe y humildad, ambos respondieron hasta el martirio.
Si pensamos en Pedro, recordamos al Papa, como quien preside la unidad y comunión entre las Iglesias (diócesis, parroquias, comunidades). Si recordamos a Pablo, pensamos en muchos que abrieron una historia renovada en la evangelización y muchos fundadores de institutos religiosos.
El evangelio nos recuerda el momento en que Jesús entrega a Pedro el poder de apacentar a su Pueblo... Pablo testimonia (segunda lectura) como se siente al final de su vida y después de haber cumplido cuanto el Señor le confió. La primera lectura nos relata las persecuciones y cárceles que sufrieron y cómo Dios los asistía.
Roguemos por todos los llamados para que tomen conciencia de sus dones y debilidades, y, asistidos por el Espíritu Santo, tengan el convencimiento de ayudar a crecer en la fe a muchos.
Dios nos bendiga con nuevos llamados y enviados en misión.
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Primera lectura: Hech 12, 1 - 11
Milagrosamente, Pedro fue liberado de la prisión mientras la comunidad estaba rezando para que pueda seguir anunciado el evangelio y animando a la comunidad de los creyentes.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Salmo: El Señor me libró de todos mis temores.
Segunda lectura: 2 Tim 4, 6 - 8. 17 - 18
Próximo a su martirio, Pablo anima a su discípulo Timoteo a permanecer firme en la fe, recontándole su propia experiencia de vida.
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a Timoteo.
Aleluya: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Aleluya.
Evangelio: Mt 16, 13 - 19
Jesús entrega al apóstol Pedro las llaves del Reino de los Cielos, con la misión de preocuparse por los hermanos, siendo su representante.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
"¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas". "Y ustedes -les preguntó-, ¿quien dicen que soy?". Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".
Palabra del Señor.
La Liturgia Cotidiana
Eduardo Carreño C. - Comunicaciones
Parroquia San Gregorio

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