En Chile se ha producido una pérdida de confianza muy grande en los últimos años. Pérdida de confianza de unos con otros, en el sistema, en el futuro, en las instituciones y en quienes las componen. Veamos algunas ideas para la reflexión.
Razones de la desconfianza
El miedo de no pisar firme. Los que han tenido la oportunidad de subirse a un avión, experimentan una sensación de inseguridad cuando el avión despega..., cuando levanta el vuelo y se despega de la tierra..., algo de intranquilidad se siente, aunque sea momentánea. El siglo pasado vio desmoronarse muchas de las certezas que dieron seguridad a las sociedades occidentales... Esta erosión de las seguridades..., tiene como una de sus principales consecuencias una sensación de desarraigo, de miedo, de angustia. Por eso es que, sean de izquierda o de derecha, las masas presentaran sus demandas movidas por el temor al futuro..., nos movilizaremos ya no por grandes ideales, sino por aquello más inmediato que nos entregue confianza y seguridad para el futuro.
Falta de densidad ética. Aquí radica un primer problema: dejamos de creer en la palabra, pues esta no se da cuenta de la realidad. Si los políticos hacen constantes llamados a la unidad, pero en los hechos son expertos en disputas pequeñas con sus adversarios, e incluso con correligionarios; si los curas hablan de acogida y compasión, pero con demasiada frecuencia son duros e inflexibles; si los empresarios hablan de progreso y crecimiento, pero se ve tan poca voluntad de cambiar condiciones monopólicas o abusivas, entonces la desconfianza reinará. Y con razón.
A la base de la pérdida de confianza está también la perdida de densidad ética..., la buena política se sustenta sobre un capital de confianza que debe, a su vez, construirse sobre convicciones éticas. Pero hoy estas no abundan. La desafección general con la política surge de la decepción que provocan las actitudes acomodaticias, que pretenden convencer de que esas posturas no están infectadas por conveniencias personales o grupales..., el criterio que puede asegurar que mí actuar es un actuar ético, es si ese actuar yo lo defendería independiente de mi posición y conveniencia.
Desconocimiento y desconfianza. Los niveles de desconfianza que enfrentamos en nuestro País, tiene que ver con el nivel de desigualdad en el que vivimos. Sin embargo, no es solo desigualdad, sino que lo más dramático son los niveles de segregación. Los niveles de segregación urbana a los que hemos llegado hacen casi imposible toparse y menos convivir con familias de otras realidades socioeconómicas. Las distancias se han convertido en verdaderos abismos, donde el desconocimiento refuerza los prejuicios y hace inviable tejer confianzas.
Recuperar confianzas. La confianza toma tiempo en ser construida y muy poco en ser destruida... Muchas veces tendemos a juzgar la intención del otro, antes que intentar salvar su proposición. De partida, porque el pecado de soberbia nos lleva a pensar más fácilmente que nosotros somos los buenos y los otros son los malos...
Ni los curas son todos pedófilos, ni los empresarios todos ladrones, ni los políticos todos corruptos..., san Ignacio nos da un consejo de gran valor: nunca digas todos cuando son algunos, nunca digas algunos cuando es uno. Nuestras generalizaciones no sólo causan daños a instituciones, profesionales o actividades, sino que dan cuenta de cierta pobreza argumentativa de la que tenemos que hacernos cargo.
... También las instituciones deben asegurar que sus lideres comprendan que ocupar un cargo de poder conlleva una responsabilidad mayor... recuperar confianzas pasa por asumir que en los tiempos en que vivimos, el testimonio vale más que mil palabras. Como hoy la palabra abunda y se multiplica por miles de nuevos medios y tecnologías, el bien escaso es el testimonio. Pero si nos convencemos de que las confianzas pueden reconstruirse y que nada puede ser más necesario para el país, entonces echaremos a andar nuestra creatividad para buscarlas, defenderlas y hacerlas crecer.
Cristian del Campo S., s.j. Eduardo Carreño C.
Comunicaciones
Parroquia San Gregorio
Fuente: Cuaderno de Espiritualidad n° 192, síntesis del articulo, pág 355.

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