El 11 de abril de este año, el Papa
Francisco en su tercer año de pontificado, nos regala la “Bula de Convocación del Jubileo Extraordinario
de la Misericordia”.
Les invito a leer la Bula y vivir este Año de la
Misericordia, colocando algunos textos escogidos. Que este Año Jubilar que nos ha convocado el Papa Francisco nos
ayude a encontrarnos con Jesús, rostro de la Misericordia del Padre.
De este
modo, nos unimos en el Espíritu Santo que nos entrega los dones necesarios para
creer más, renovar la esperanza y reavivar el fuego de la Caridad de Cristo que
nos urge.
Le pedimos a nuestra Madre, la Virgen María, quien en
la oración, nos ayuda a volver a escuchar el mejor consejo de todos los
tiempos: “Hagan todo lo Él les diga”.
Textos escogidos de la Bula para meditar y
motivarlos/as a leerla:
3.- Misericordia es la palabra que revela el misterio de
la Santísima Trinidad. Misericordia es el acto último y supremo con el cual
Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia es la ley fundamental que habita
en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que
encuentra en el camino de la vida…”
4.- El Papa Francisco ha escogido la fecha del 8 de
diciembre por su gran significado en la historia reciente de la Iglesia. En efecto, abrirá la Puerta Santa en el
quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II.
La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento”.
5.- El Año Jubilar se concluirá en la solemnidad litúrgica
de Jesucristo Rey del Universo, el 20 de noviembre de 2016. En ese día,
cerrando la Puerta Santa, tendremos ante todo sentimientos de gratitud y de
reconocimiento hacia la Santísima Trinidad por habernos concedido un tiempo
extraordinario de gracia…”
9.- En las parábolas dedicadas a la misericordia, Jesús
revela la naturaleza de Dios como la de un Padre que jamás se da por vencido
hasta tanto no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y
la misericordia. Conocemos esta parábolas; tres en particular: la de la oveja
perdida y de la moneda extraviada y la del padre y lo dos hijos (cfr Lucas 15,
1 – 32). En estas parábolas, Dios es presentado siempre lleno de alegría, sobre
todo cuando perdona. En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra
fe…”
Eduardo Carreño C.
Comunicaciones
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