Dos imágenes especialmente oportunas recorren la celebración de este domingo; la piedra y el pastor.
En efecto, Jesús es "la piedra angular" y el "el buen pastor que da la vida por sus ovejas".
¿Que hay detrás de este simbolismo? La piedra angular es aquella que es fundamento de todo un edificio. Así, la imagen evoca el hecho que la vida de nuestra comunidad se fundamenta en la presencia del Cristo. Pero además, la piedra era el material del Templo de Jerusalén, que a su vez es imagen del mismo Cristo, verdadero templo. Es muy oportuno recordarlo hoy, en medio de estos cincuenta días de gozo pascual, porque ese templo que fuera desechado, resucitó. En la Biblia, a menudo se asocia a la piedra el agua, como cuando Moisés golpea la roca y hace surgir una fuente de agua. Lo mismo hace la liturgia, al hacer del tiempo pascual el más propicio para el bautismo, ojalá recordado y renovado cada domingo con la aspersión con agua lustral durante el acto penitencial de la santa misa.
Y tenemos el bello simbolismo del pastor. Es la imagen del sabio, aquel que conoce las cosas porque las ha vivido. Siempre obligado a ir de un lugar a otro, representa la condición nómade del ser humano, pues todos estamos de paso. Jesús dice que él es el buen pastor. No era poco decir, cuando sabemos que para todo israelita Dios era el pastor de su pueblo. Con esa imagen Jesús estaba revelando algo de su propia identidad. Y con ello nos está diciendo a nosotros que como pastor es el que ha pasado de la muerte a la vida; que nos conoce de cerca, pues él también ha sido cordero: el Cordero inmolado del Apocalipsis. Y que por esto mismo, nos puede conducir hacia el trono del cielo de donde brotan los manantiales de agua viva.
Comisión Nacional de Liturgia / ecc. Pq' San Gregorio.
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