domingo, 27 de diciembre de 2015

La Sagrada Familia de Nazaret

Mucho se especula en torno a la familia. Muchos piensan que el Sínodo de la Familia era ocasión para mirar este núcleo fundamental de la sociedad desde los criterios de la "modernidad" y que, por lo tanto, había que poner al día a esta anciana señora  que se llama Iglesia. Olvidan que cada vez que la Iglesia desea rejuvenecer no va a hacerse un "lifting", sino que vuelve a las fuentes de su fe. eso nos permite celebrar la fiesta de hoy, en pleno tiempo de Navidad. Miramos a la Sagrada Familia, no como un cuadro de campañas anquilosadas en miradas románticas, sino en la actualidad de un misterio siempre nuevo. La familia es algo más que compartir un mismo techo y una misma mesa de vez en cuando. Dios quiso que su hijo naciese en  el seno de una familia humilde, que en ella se cultivasen las virtudes domésticas y su unión en el amor, para que así todos pudiésemos volver a ella nuestros ojos y descubrir el rumbo para nuestras propias familias. Un camino más que necesario en los tiempos que corren. ¡Cómo nos cuesta reconocer que los hijos no son "propios",  sino de Aquel que da sentido a nuestra existencia!
Virtud de entrega generosa y de consagración a Dios de los propios hijos, que no significa "perderlos", sino de "ganarlos para Dios". Es el camino que el Padre desarrolló en su propio y único Hijo Jesucristo. No se lo guardó. Lo entregó y esa entrega nos desbordó en Cielo para toda la Humanidad. Jesús sabe hacer el camino del Padre, y eso lo aprende en el seno familiar, y así se los muestra a María y José, que si bien se desconciertan, sienten tanto amor y respeto por su Hijo que no lo invaden, sino que le permiten encontrar su propio rumbo y lo acompañan desde cerca.

Jesús nace, crece y se desarrolla en el marco de la Sagrada Familia, que es el reflejo de lo que vive intensamente junto al Padre y el Espíritu Divino. Ahí está su fuente y todo su corazón. María y José tuvieron que aprender a admirarse del misterio que entraña "su" Hijo. 

Primera lectura:  1 Samuel 1, 20 - 22. 24 - 28
Samuel quedará cedido al Señor mientras viva.

Salmo 83, 2 - 3. 5 - 6. 9 - 10
Dichosos los que viven en tu casa, Señor.

Segunda lectura: 1 Juan 3, 1 - 2. 21 - 24
Nos llamamos y somos hijos de Dios.

Aclamación al Evangelio: 
Aleluia. Señor, toca nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.                                 Aleluia.

Evangelio: Lucas 2, 42 - 52


María y José lo buscaron en cuanto sintieron que lo había extraviado. Supieron oler por donde encontrarlo, y aunque desconcertados por sus "dichos", como muchas veces pasa a los padres, ellos sabían guardar respeto y amor por lo que el Hijo les había mostrado.





¡María es Madre! y nos enseña a ser Familia.
Allí en la familia "se aprende a pedir permiso" sin avasallar, a decir "gracias" como expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o la voracidad, y allí se aprende también a pedir perdón cuando hacemos algún daño, cuando nos peleamos. Porque en toda familia hay peleas. El problema es después, pedir perdón. Estos pequeños gestos de sincera cortesía ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea. (Enc. Laudato sí', 213).
La familia es el hospital más cercano, cuando uno está enfermo lo cuidan ahí mientras se puede.
La familia es la primera escuela de los niños, es el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, es el mejor asilo para los ancianos. 
La familia constituye la gran "riqueza social", que otras instituciones no pueden sustituir, que deben ser ayudadas y potenciadas, para no perder nunca el justo sentido de los servicios que la sociedad presta a sus ciudadanos.
                                                                                                                                                           Papa Francisco
                                                                                                                                 


                          El Domingo día del Señor                                                       Eduardo Carreño C.
                   Comisión Nacional de Liturgia                                                     Comunicaciones
                                                                                                                                      Parroquia San Gregorio

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