lunes, 23 de agosto de 2010

"La caridad comienza donde termina la justicia".


En el día de la Solidaridad hemos recordado la pascua de nuestro primer santo, san Alberto Hurtado... el Padre Hurtado.

Hemos hecho memoria de sus llamados a la responsabilidad social, a la participación de las personas y al reconocimiento de su dignidad y derechos. Alberto Hurtado nos invita a vivir la santidad en medio de la vida que nos toca vivir como hombres y mujeres del siglo XXI, con los desafíos que emergen de una sociedad cambiante.

El terremoto y tsunami que afectaron a casi la mitad del país, con su secuela de destrucción y dolor de miles de hermanos, es también un llamado a discernir qué quiere Dios de nosotros, como habitantes de esta tierra, en la tarea de hacer presente el Reino de Dios.

¿Qué haría Cristo en mi lugar? Nos interpela el Padre Hurtado, y nos urge z construir un país de hermanos, dónde se respete la dignidad y los derechos de cada persona, donde los trabajadores sean justamente recompensados por su trabajo, donde la educación sea el camino para promover el crecimiento de las personas.

A pcos días de celebrar el Bicentenario de la República, digamos con Alberto Hurtado: que los encantos de caridad no nos lleven a despreciar a esta hermana humilde y sencilla, la justicia. Dejémosla poner en orden la casa, colocar cada cosa en su sitio; después vendrá la generosidad del alma que llenará con largueza aquello que la justicia no puede colmar.

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