Nuestra Iglesia una vez más nos muestra el camino. Luego de reunirse en Aparecida, Brasil, y preguntarse sobre cuál es el camino que nos muestra Dios para estos tiempos, nos invita nuevamente a dar un paso de crecimiento, de generosidad.
El paso es: vivir la fe en Jesucristo, compartiéndola cotidiana mente con nuestros hermanos. Ser misioneros es la invitación. Que cada momento de la vida sea una oportunidad de compartir con palabras, con hechos, con nuestro testimonio.
Nuestro mundo necesita, anhela la presencia de Jesucristo, su amor, cercanía, alegría, su solidaridad. Y nosotros estamos invitados a ser sus instrumentos, para que Él viva en nuestro medio.
La idea es que no solo en tiempos de misiones salgamos al encuentro de nuestros hermanos. Hoy nuestra Iglesia nos pide SER misioneros siempre, y que nuestra familia, nuestros compañeros de estudios y trabajo, con quienes nos encontremos en la calle, reciban nuestro testimonio misionero de cada día.
En un clima de gratitud y agradecimiento por la semana vivida en torno a la Formación y el acompañamiento en el taller de Verano realizado en la Sede Parroquial donde cada día entre cuarenta y cincuenta personas compartieron las enseñanzas de nuestros Obispos en Aparecida, los alcances para que nuestras liturgias sean concurridas y amenas, el seguir profundizando la Lectio Divina y quedar con el corazón lleno de ese ardor misionero, preparándose para la Misión de San Gregorio.
Queremos ser misioneros todos los días, por ello nos llenamos de Dios, nos dejamos guíar por el Espíritu Santo, y tratamos de hacer en cada día, en cada momento, lo que Jesucristo haría en nuestro lugar.
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