Hace pocos días hemos celebrado con alegría el nacimiento de Jesús. Hoy la liturgia, y siempre dentro del contexto de Navidad , nos recuerda que ese nacimiento aconteció en el seno de una familia. Ese es el camino que Dios escogió para su Hijo, y así se afirma con mayor fuerza que de verdad Jesucristo se ha hecho nuestro hermano, porque desde su nacimiento asume toda nuestra realidad humana.
La mirada de este domingo la dirigimos hacia la familia de Jesús, a María y José, y con ellos a su vida familiar, pues es en ella donde el niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él. Para afirmar esta "normal" vida familiar el evangelio de este domingo nos narra la presentación del niño Jesús en el Templo. María y José como una sencilla familia de su tiempo, cumple todo lo que prescribía la Ley, y así introducen a Jesús, su hijo, en la vida y tradición de Israel, así lo están "encarnado" en la historia de su pueblo, en la fe de Abraham.
Jesús, que tiene una familia, es el Salvador, así es reconocido por Simeón y Ana, que al igual que los pastores, representan a los sencillos que acogen al enviado de Dios. Pero junto a la alegría está también el anuncio de la dureza del camino del Mesías, será digno de contradicción, recordándonos así que Navidad se entiende desde la Pascua.
Contemplemos hoy la Familia de Nazaret, en ella Dios se hizo uno de nosotros y compartió en todo nuestra condición humana menos en el pecado pidámosle que nos ayude, especialmente a las familias de hoy, a estar al servicio del plan salvador de Dios, y a cultivar aquellas virtudes de amor, comprensión y comunicación que todos queremos vivir en nuestra propia familia o comunidad.
Comisión Nacional de Liturgia Eduardo Carreño C.
Comunicaciones
Parroquia San Gregorio
De la Comisión Nacional a los jóvenes de Pastoral
Juvenil:
¡Llegó el verano y las vacaciones! ¿Qué tienes
planeado para estos días llenos de sol?
Atrás quedaron los libros, exámenes y despertarse
temprano. Se vienen momentos ideales para que compartas con tu familia y
amigos, en el campo, la ciudad o la playa. Lo importante es que te encuentres y
compartas junto a tus seres queridos.
Aprovechen al máximo estos meses descansando, realizando trabajos en casa, leyendo un buen libro, escuchando música, jugando una buena pichanga, desplegando tus dotes artísticas o bien recorriendo el norte, centro y sur de nuestro país. También quizás un tiempo para juntar algún dinero para los estudios, para salir a carretear, responsablemente o darte algunos gustos.
Lo que importa es que en este tiempo de verano puedas
efectivamente descansar, cambies de actividad, te dejes un tiempo para
compartir con familiares y amigos, y para que te encuentres con el Señor, disfrutando
de las amistades y de la creación en nuestro país que es la copia feliz del
Edén.
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