Cada año en la fiesta de la Ascensión del Señor, los catequistas
celebran con gozo y gratitud "su día", por una ecertada iniciativa de
nuestros obispos.
Gracias a Dios, hay en el país más de 150 mil
educadores de la fe. Muchos de ellos son laicas y laicos que han
comprendido la belleza y la importancia de esta vocación que brota del
bautismo.
Porque conocemos y admiramos su dedicación
desinteresada y generosa, hoy los saludamos, los felicitamos y les
agradecemos. Sin ellos las comunidades no podrían crecer en cantidad y
en calidad y desarrollar plenamente su misión en el mundo. Merecen, por
lo tanto, nuestro apoyo, colaboración y oración.
Según el
documento de Aparecida, ellos son los formadores de los nuevos "
discípulos misioneros del Señor para que nuestro pueblo en Él tenga
Vida... en abundancia".
Para hacer más fecunda esta misión,
necesitan crecer en la espiritualidad de comunión", con el Señor que los
ha llamado, con la Iglesia que los ha formado y enviado, y con cada uno
de los hermanos. Cuando crece esta espiritualidad se da como
consecuencia el amor a la comunidad local, la fraternidad y la
solidaridad.
Es lo que deseamos sinceramente en este día.
Comisión Nacional de Catequesis
CECH
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